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Cartas al director de HERALDO: Reparación altruista de bicicletas

Foto de archivo de una rueda de una bicicleta.
Foto de archivo de una rueda de una bicicleta.
Pixabay

Reparación altruista de bicicletas

Vivo en el casco viejo, el barrio más antiguo y variopinto de Zaragoza. Me gusta, cada día, en cuanto salgo de mi casa en la calle San Pablo, ver a un tipo con la espalda doblada y herramienta en mano arreglando alguna bicicleta. Lo hace de forma desinteresada. Para mí es un acto humanitario, ya que favorece la movilidad de personas que carecen de recursos económicos, sean españoles, árabes, payos, blancos, gitanos, africanos, niños, jubilados, jóvenes... todos los que viven en el barrio y le piden el favor. Siempre me gusta ver a este tipo de personas invertir su tiempo en los demás, sin recibir nada a cambio. Ángel, que es su nombre, sigue haciendo lo mejor que sabe hacer, repartir cariño arreglando bicicletas de gente extraña a cambio de nada. Quizás recibe un poco de socialización o cariño. Alguna vez, le dan un euro para un vinico... no llega ni para la uva. Yo les digo: "Regálale unas buenas madalenas, pero que sean de chocolate, que las baratas no me gustan", y nos echamos unas risas. Otras veces le pico a Ángel, diciéndole: "La alcaldesa debería reconocer tu labor altruista y hacerte una estatua de latón, que es más barato que el cobre, en la plaza San Pablo", y se ríe. Le operaron hace poco, pero sigue arreglando cualquier tipo de bicicleta. Incluso me ha dejado su viejo y potente taladro. También me regaló varios tornillos. Yo por mi parte le doy alguna herramienta que no utilizo. Os aseguro que es un buen tipo. Y ya sabéis, si algún día pasáis por la calle San Pablo y veis a un jubilado sudando y doblado, arreglando alguna bicicleta de forma desinteresada, le regaláis algún paquete de madalenas de chocolate. De esas grandes que llevan azúcar por encima. Seguro que le gustarán. Y alguna me caerá.

Jorge Juan Bautista Solano Amigo Zaragoza

Una pequeña anécdota

Soy un taxista de Zaragoza desde hace 17 años y de los miles de anécdotas que tengo hoy les voy a contar una especial. Gobernaba en la ciudad el Sr. Santisteve y me pararon detrás del Ayuntamiento cuatro concejales populares. Iban a la plaza de las Chinas, donde casualmente se había caído un árbol de enorme porte. Durante el trayecto, el Sr. Azcón me pidió amablemente un bolígrafo. Al finalizar el servicio otro concejal me pidió la correspondiente factura para justificar el gasto. Pero no pude escribir hasta que, muy amablemente, el señor presidente me devolvió la estilográfica. Espero que tenga una buena legislatura y buena suerte.

Eduardo Moreno Serrano Zaragoza

Los grandes incendios en Hawái

Estremecedor ha resultado comprobar los efectos de los dramáticos incendios forestales acaecidos recientemente en el estado número cincuenta de Estados Unidos, el archipiélago de Hawái, situado en el océano Pacífico central, con más de un centenar de muertos y miles de desaparecidos registrados hasta hoy día, que ha terminado por convertir a aquel idílico paraíso que era antes en el auténtico infierno que ha sido estos días. Han dicho especialistas en el tema que se disponía allí del mayor y más sofisticado sistema de seguridad pública al aire libre del planeta; sin embargo, ninguna advertencia de peligro de las ochenta sirenas de alarma situadas estratégicamente que deberían haber actuado para avisar inmediatamente a la población fue activada. Y es que fallaron al mismo tiempo, en este incendio tan devastador y considerado ya como el más mortífero en más de un siglo, otros sistemas de alerta complementarios, al no haber electricidad durante una gran parte del día en la isla, como el de envío de mensajes de emergencia a teléfonos móviles, así como también la radio y la televisión locales, con lo que el enfado, la rabia y el dolor de la población isleña se ha dejado sentir, no sin razón, con fuertes y duras críticas hacia las autoridades pertinentes por el pésimo manejo de la situación tan crítica presentada.

Carmen Trasobares López Zaragoza

Al pasar la ITV

Tengo un Ford Mondeo automático y he pasado la ITV en Utebo. El año pasado, pasando la revisión para la ITV se me encendieron todos los testigos del cuadro de mandos y, al indicarme que apagara el motor, no podía con el interruptor, hasta que después de estar circulando un poco por las inmediaciones de la ITV e intentarlo varias veces lo pude apagar. Este año, al pasar de nuevo la ITV, me ha pasado lo mismo y esta vez me han indicado que los testigos se apagarían solos después de circular un rato. Al día siguiente seguía encendido el piloto de fallo del motor. El año pasado hice constar lo sucedido como queja y no tuve ninguna respuesta por parte de la estación de ITV. Entiendo que esto no es bueno para los vehículos, que ahora tienen ordenadores a bordo y son más sensibles, y si se estropea lo pagamos los dueños del vehículo porque será difícil demostrar que han sido las sacudidas de los aparatos de la ITV.

Pedro Márquez Parra Zaragoza

Sixto Rodríguez, alguien normal

Oí una noticia que, aun esperada, me sobresaltó y por un momento me apretó fuerte el corazón: el cantautor Sixto Rodríguez, ídolo en los años ochenta sin saberlo él mismo, ha fallecido a los 81 años. Ni más ni menos, otro obituario. Reconozco que todavía tengo el músculo algo agarrotado a pesar de que han pasado unos días. He revisado el conocido documental premiado con la estatuilla en 2013 y mis pupilas se bebían sus fotogramas avanzando, luego regresando al principio para no olvidar el más mínimo detalle, deteniéndose una y otra vez… Me era imposible sustraerme de las imágenes. No sé, siento cierta desazón o pena o melancolía o quizás rabia por no haber sido capaces de llegar a tiempo, por no cumplirse aquello que algunos llaman ‘justicia poética’ con este gran poeta urbano. Es inevitable enamorarse de sus letras y no menos de su música, independientemente de inevitables comparaciones con otros cantantes de sus años, unos fallecidos y otros todavía vivos. Su valía, su calidad era y es indiscutible: cuando lo escuchas sientes que no se parece a ningún otro, que es de una autenticidad desbordante, que es único. Cierto es que hace unos años, no muchos, recibió el reconocimiento y el calor de sus seguidores en varios conciertos, incluso recaló aquí en España, en Barcelona. Solo eso, Rodríguez era alguien normal, capaz de escribir canciones excepcionales rebosantes de poesía, de una altura compositiva difícil de lograr, que te elevan hasta el cielo y más allá…

Isabel Pascual Cebrián Zaragoza

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