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Cartas: El olivar y la viña, marginados

Olivos en una comarca aragonesa.
Olivos en una comarca aragonesa.
Jesús Macipe / HERALDO

El olivar y la viña son dos cultivos muy arraigados en España y sus productos, tanto el aceite como el vino, son conocidos y explotados por todo el mundo. Yo voy hablar del olivar tradicional, un cultivo muy arraigado familiarmente y que hace que mucha gente vuelva a su pueblo natal. El olivar, como otros cultivos, ha sufrido una sequía terrible, ya empezó a sufrirla en 2022 y este 2023 la está agravando. Solo hay que ver la mala cosecha que hubo el año pasado y que este las perspectivas son peores. Este cultivo se ha quedado fuera de las ayudas de sequía que el Gobierno ha aprobado. Quiero pensar que ha sido un error y que pronto se subsanará. Aparte de lo que he mencionado antes, están las almazaras y cooperativas que viven de esta producto y que, debido a estos dos últimos años de sequía, están sufriendo mucho y puede que sea el principio del fin de muchas de ellas y de algún pueblo que vive todavía de esto. Si rectificar es de sabios, espero que lo hagan y que la DGA se acuerde de este cultivo tan marginado.

Carlos Pinilla Latorre Agricultor y ganadero. LA MUELA (ZARAGOZA)

El deseado cierzo

«Año tras año / viene el cierzo empujando / año tras año/ por las laderas bajas desde el Moncayo» (José Antonio Labordeta). El pasado mes de julio se han superado todas las temperaturas. Afortunadamente, nuestro cierzo (tan amado como odiado) nos ha regalado algún que otro día de auténtico alivio cuando no de placer. Y hablando de vientos: Eolo, el dios de los vientos, que vivía en la isla de Eolia y al que Zeus le dio el poder de controlar a los Amenoi, los dioses de los vientos, los tenía encadenados liberándolos a placer. Así tenemos, por ejemplo, a Cecias, viento del noreste encargado de arrojar el granizo, o Coro, viento del noroeste, seco y frío. Lo que me lleva a pensar que el Cierzo (Cercio, lo llamaban los romanos) bien pudiera ser un descendiente de él. Tan amado...

Indalecio Alquézar Juste

ZARAGOZA

El fenómeno Barbiey el calor

Hacía mucho que no se veía tanta gente en las salas de cine. Colas en la taquilla, colas en las palomitas... Es «una victoria para el cine» se ha podido leer, además refleja una visión de la vida muy alejada de los postulados de la ultraderecha que campan por el mundo. Sin embargo ‘Barbie’ puede resultar al final empalagosa y reiterativa, porque la comedia de la muñeca, de un feminismo para todos los públicos, se lleva la parte de la inteligencia emocional que cada uno de nosotros llevamos dentro. Al final denota que vivimos en una sociedad líquida con la insoportable levedad de los seres que la integramos. Sólo desde esta levedad del contenido individual de cada uno, auténtico y libre como una gota de agua, puede explicarse que una película como ‘Barbie’ llene las salas, no siendo las altas temperaturas de un verano más las que motiven la asistencia, aunque pueda ser un valor añadido.

María Luisa Alonso Alcalá

ZARAGOZA

¿Jubilacióna los 72 años?

Cada día podemos leer el problema de las pensiones en España. La inmigración ‘subvencionada’, dicen, es necesaria para salvar nuestras pensiones. Al mismo tiempo hablan de aumentar la edad de jubilación a los 72 años. Me parece un poco contradictorio. La esperanza de vida puede llegar en poco tiempo a más de 100 años, sin embargo a los 50 años ya somos viejos para trabajar. Todo me parece un poco extraño, ¿no? ¿Con estos métodos, cuántas pensiones quieren salvar o, más bien, cuántas quieren ahorrarse? La solución final creo que ya está decidida: simplemente es abrir, mediante la técnica de la ‘ventana de Overton’ el oscuro túnel con varias puertas; la primera puerta es la de la muerte digna, la última será la de la muerte obligatoria cuando la plutocracia de turno la considere necesaria, marcando la edad del sacrificado según las necesidades del nuevo orden mundial. Cuando no les seas útil, D. E. P.

Eduardo Félez Gutiérrez

CUARTE DE HUERVA (Zaragoza)

Temperaturas históricas

Constato la gran utilidad de las secciones ‘Hace 50 años’, ‘Hace 100 años’ y ‘Efemérides’ de HERALDO. Cada mañana las leo con atención y comparo lo que sucedió entonces con lo que ocurre cada día. Como consecuencia de esas comparaciones, he constatado que lo que ocurrió hace cien años o más es una copia casi literal, climáticamente hablando, de lo que está ocurriendo en 2023. Ello me hace dudar de lo que nos dicen algunos expertos sobre la existencia del cambio climático y sobre los peligros del mismo. Vean un ejemplo tomado de las efemérides publicadas el 4 de agosto: el mismo día en 1881 (hace 142 años), en Sevilla hubo 50 grados.

Santiago Molina García

ZARAGOZA

Cuatro generaciones conviviendo

La longevidad es una realidad. Ya no es extraño conocer a bisnietos. La alegría que produce vivir con distintas generaciones nada la supera. Cada una tiene distinta problemática, lo que da una visión global. La persona de más edad desea una vivencia sin dolores; sus hijos, llegar a la jubilación para hacer lo que se desee; los nietos, comenzar el ciclo familiar como quienes los precedieron, pero en un escenario totalmente distinto. Por último, el recién llegado será objeto de mimos y cuidados por las tres generaciones que le anteceden. Esta visión de cuatro generaciones conviviendo en el mismo tiempo nos lleva a la necesidad de distintas políticas para cada una de ellas. No es la misma aspiración la del bisabuelo que la del bisnieto. Hoy es permanente actualidad el concepto de bloques políticos, ideologías y polarizaciones. De lo que no se habla es de la convivencia de cuatro generaciones con distintas problemáticas sociales y económicas en el mismo lugar. La especialización en cada una de ellas es determinante para dar satisfacción a estos ciudadanos. Plantear soluciones generalistas no es el camino. Los poderes públicos tienen que comprender la necesidad de adoptar distintas políticas según la etapa de la vida y el estado de salud. Hoy el concepto de persona mayor no solo está en la edad, la condición física y de salud mental va a ser determinante. Vivimos más tiempo, pero con políticas que siguen teniendo como referencia el pasado, en momentos que precisan de transformaciones y adecuaciones a las personas que habitan el mismo espacio. Cabe preguntarse si esta situación no la ven los políticos y las políticas, al estar viviendo en propia carne el mismo escenario. Este es el peor mal de la clase política, ser muy lentos en adecuarse a los tiempos y a las necesidades de los ciudadanos.

Pedro Marín Usón ZARAGOZA

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