Entre el esprint y la carrera de fondo

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo asiste a la LXXI Festa do Albariño
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo
Salvador Sas

Tendemos los ciudadanos, con cierta ligereza, a despachar a los políticos –así, en general– como vividores agarrados al sillón y al estipendio público. Y no cabe duda de que los políticos muchas veces nos decepcionan. O, vale, nos decepcionan las más de las veces. Pero eso no debiera impedir que considerásemos también la dificultad y el coste personal –moral, psicológico– que lleva aparejado la dedicación a la vida pública. Ahora mismo, uno piensa que probablemente Alberto Núñez Feijóo se estará preguntando quién le mandaría a él dejar aquella Galicia que tantas mayorías absolutas le dio, y hubiera seguido dándole, para lanzarse a la arena del combate político nacional, que se desarrolla en circunstancias muy diferentes. Feijóo sigue teniendo abierta alguna escotilla por la que podría llegar a convertirse en presidente del Gobierno de España, pero es estrecha, muy estrecha, y la llave la tienen manos ajenas y que no parecen amistosas. Feijóo desembarcó en la política nacional dispuesto a disputar un esprint hacia la meta de la Moncloa. A su alrededor ha habido, en ocasiones, exceso de triunfalismo. Ahora se encuentra con que la realidad podría exigirle –salvo que consiga cuadrar las dificilísimas cuentas de la investidura– que se convierta en corredor de fondo, que aguante quizá uno, dos o cuatro años en la oposición. Es un cambio de mentalidad radical. Y de lo que decida el presidente popular, de cómo asuma el previsible pero imprevisto cambio de escenario, dependerá el futuro inmediato de su partido. Que es uno de los puntales de la España constitucional.

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