Atendiendo la gentil invitación del responsable de relaciones institucionales de Centro Zaragoza, señor Bistuer, he dedicado una mañana a visitar las instalaciones de este Instituto de Investigación sobre Vehículos, S. A. y a documentarme sobre sus actividades. 

La entidad, que tiene su sede en una elevación del terreno al lado de la A-68 a su paso por Pedrola, pertenece a un grupo de 19 compañías aseguradoras de España y Portugal que desde 1989 se propusieron implantar un centro de estudios e investigación para mejorar las condiciones de seguridad en que se desarrolla el tráfico de vehículos, analizar sus comportamientos en los accidentes y proponer los elementos de ayuda para minimizar los riesgos de las personas implicadas.

Es evidente que se trata también de reducir los costes de las compañías de seguros a la hora de establecer las indemnizaciones, pero es obvio que las consecuencias colaterales de tales objetivos redundan claramente en la disminución de los accidentes de tráfico y en la sensibilización general de la responsabilidad de conducir, en la medida en que sus estudios e investigaciones tengan la debida difusión entre la población general. En esta línea, Centro Zaragoza se muestra muy activo en todo lo que se refiere a la formación; colabora intensamente con la Guardia Civil y las diferentes policías nacional, autonómicas y locales; se relaciona con fabricantes de vehículos e industrias auxiliares; establece planes y jornadas de formación para talleres; lleva a cabo una exhaustiva tarea de certificación de piezas y materiales para garantizar la calidad de las sustituciones; sostiene una cátedra en la Universidad de Zaragoza; realiza pruebas, ensayos y simulacros de diversas clases de impactos analizando la repercusión en las personas; lanza trimestralmente cerca de 20.000 ejemplares de una revista de divulgación técnica… En fin, que su plantilla de sesenta ingenieros e informáticos pone el foco en la elaboración de propuestas y proyectos que contribuyen, como se ha dicho, a la explicación, tratamiento y reducción de la siniestralidad, siempre bajo el criterio de una rigurosa exigencia técnica, que convierte a este centro, tan desconocido para los zaragozanos, en uno de los pioneros del mundo en el ámbito de su actividad.

Además de disponer de unas instalaciones y equipos excelentes que le permiten operar sobre las diferentes ramas del automóvil (carrocería, pintura, electromecánica), cobra cada vez más importancia la sección dedicada al vehículo eléctrico, dada su presencia cada vez mayor y que tiene unas exigencias técnicas y de seguridad específicas.

Tras la visita, tranquiliza comprobar que hay mucha inteligencia, mucha experiencia y mucha ciencia que se dedica y se preocupa a fondo por la mejora de la seguridad vial, de los vehículos y de las personas. Todos deberíamos estar orgullosos de disponer de un centro de estas características en nuestro entorno industrial. Y de que trabaje activamente en pro de nuestra seguridad vial.