Redactor jefe de Organización y Cierre de HERALDO DE ARAGÓN

Fiesta estival

El festival de Jaca se vive en la calle.
El festival de Jaca se vive en la calle.
Laura Zamborain

El desfile final cierra esta tarde en Jaca la 52ª edición del Festival Folklórico de los Pirineos, creado hace sesenta redondos veranos con carácter bienal. 

Hasta 2009 se celebraba alternativamente con la hermanada ciudad francesa de Olorón, en inédita cooperación cultural y de intercambios vecinales. Surgió en plena explosión turística, convirtiéndose en una manifestación de modernidad multicultural, cosmopolita y participativa que, como los bikinis de las extranjeras en Benidorm, se coló como un soplo de aire fresco.

Quienes nacimos con el certamen vivimos esta fiesta estival desde un privilegiado y amplio ventanal abierto de par en par al mundo. Atisbo temprano de la globalidad, cada edición es un ritual iniciático plagado de descubrimientos y sorpresas. Una cabalgata de color, exotismo, músicas, bailes, razas... a tu lado, tendiéndote la mano en la calle para sacarte a bailar. La chispa entre artista y público que resume la genuina esencia del festival. Era divertido ver al fornido paracaidista francés bailando con la delicada bailarina tailandesa. O a la joven polaca animándose a probar el dance de Santa Orosia. ‘Majorettes’, ‘parachutistes’, joteros, tribus selváticas, folclores lejanos... unidos en apretado haz.

El festival insufló optimismo e ilusión. Prácticamente toda Jaca se implicó en la organización, promoción, acogida y acompañamiento de los grupos participantes, tejiendo una potente red de voluntariado que sigue siendo el principal soporte sobre el que se sostiene una fiesta que se anticipó a la moda de los grandes festivales.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión