Por
  • Lorena Escuer

Amigos bichos

Las mariquitas de dos puntos se encargan de devorar el pulgón. Ayuntamiento de Fraga.
Las mariquitas de dos puntos se encargan de devorar el pulgón. Ayuntamiento de Fraga.
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Lo que no se conoce no se valora, del mismo modo, que se suele opinar de cualquier cosa a pesar del desconocimiento. En este caso, como bióloga y cabezota aragonesa –empeñada en que la gente ‘conozca’ para poder valorar el apasionante mundo en el que trabajo– me gustaría explicar con detalle en qué consiste la ‘batalla biológica’ que se libra estos días en los árboles y las plantas de Zaragoza. Los combatientes: un ejército de ‘insectos beneficiosos’ que lucha contra ‘el enemigo’, las plagas.

Nuestro objetivo, siguiendo en términos bélicos, es apoyar y reforzar la acción del batallón ‘bueno’, que sigue las órdenes establecidas por la propia naturaleza. Pero no se trata de ‘soltar bichos en la ciudad’ sin criterio ni organización. Para luchar contra el pulgón, cuya presencia puede ser excesiva en la ciudad generando afecciones a las plantas y sobre todo molestias a los ciudadanos, utilizamos –entre otros– las tan conocidas mariquitas, seguramente uno de los insectos más bonitos e inofensivos –para el ser humano– del planeta. Las mariquitas, no os dejéis engañar por su amable apariencia, en realidad son tan voraces como leones frente a los pulgones, por lo que su presencia, siempre controlada, nos ayuda de manera natural a limitar las plagas de pulgón. Tan natural como eso.

Las mariquitas y otros insectos beneficiosos que soltamos en la ciudad tienen DNI: sabemos de dónde proceden, biofábricas ubicadas en Levante, poseen número de registro y entre ellos no hay ninguna especie que no forme parte de nuestro ecosistema urbano. Su manejo es relativamente sencillo: se liberan en forma de larvas (que no vuelan) colocándolas en cajitas de cartón y colgándolas de la rama del árbol que se pretende proteger. Ellas por sí mismas buscarán el alimento (pulgón) que les ayudará a convertirse en adultas.

Esta técnica de control biológico de plagas se utiliza en la agricultura desde hace casi 140 años, aunque es en la última década cuando muchas ciudades, como Zaragoza, lo han incorporado a su gestión de los espacios verdes. ¿Para qué tanta complicación? Es muy sencillo: para limitar o eliminar el uso de productos fitosanitarios –productos químicos– que son perjudiciales para la salud de las personas.

Entiendo que para muchas personas esto que cuento es algo relativamente desconocido: estamos hablando de ‘insectos’, palabra que puede generar rechazo cuando, en realidad, estamos hablando de ‘amigos’. No hay nada como acercarse a un parque, observar las hojas de un árbol y ser testigo de la cantidad de ecosistemas en miniatura que allí se encuentran. Por favor, si veis trabajando a nuestros aliados, dejadles hacer. No caigáis en la tentación de ‘fumigarles’, porque estaréis acabando con un proceso natural que hace mejor a nuestras ciudades, y en concreto a Zaragoza. Como contarlo es fácil y lo complicado es verlos, cuando queráis, quedamos y os los presento.

Lorena Escuer es bióloga, especialista en Control Biológico, directora técnica de Hidrobiology y divulgadora

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