De película

Las cámaras y los rodajes regresarán a Belchite este viernes.
Rodaje en Belchite.
F. B. D. P.

Tras participar en un cortometraje, conozco mejor el mundo del cine. Gracias a la cercanía con sus autores, Ana Torrens, gestora cultural y productora de televisión, y Ray Yanes, que apunta a cineasta de raza, he vivido la trastienda del medio, algo que no logré cuando fui figurante en la película de 1988 ‘Las aventuras del Barón Munchausen’, héroe burlesco del imperio austrohúngaro.

Esta segunda oportunidad, que me consagrará como el nuevo valor del millón de euros del cine español, además, me ha servido para comprender que el compañerismo del cine no es impostura, sino fruto de la intensa colaboración exigida. ¡Qué espontánea, la euforia del equipo, tras la última escena filmada!

Todo esto pasó hace dos fines de semana, en la ‘VI edición de Belchite de Película’, resultado del empeño de un consistorio activo y valiente, apoyado por instituciones públicas y privadas. Conforme al formato del certamen, en un ‘tour de force’ de 24 horas, cada uno de los 20 equipos inscritos tuvo que hacer un cortometraje de no más de 6 minutos, que incluyera un término y un objeto, este año, en clave de guiño ‘berlanguiano’. Todos los filmes fueron proyectados en la ceremonia final, que homenajeó a Luisa Gavasa, cuya dedicatoria a sus progenitores no solo la emocionó a ella.

Finalmente, quiero destacar el sano ambiente que reinó entre gente jovencísima, tanto filmando como en el mutuo aprecio de sus obras, actitud que no se vio alterada por los premios, completamente innecesarios. Y que conste que, de haberse reconocido mi sublime interpretación, injustamente ignorada, opinaría lo mismo.

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