Por
  • Rafael Martínez Cebolla

Zambrano y Damocles

Zambrano y Damocles
Zambrano y Damocles
Toni Galán

Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros, y los acordes de la cítara, no le devolverán el sueño, el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos ni una umbrosa ribera ni las enramadas de Tempe acariciada por los céfiros".

Horacio hace alusión a la espada de Damocles en uno de sus poemas. Yo lo recupero para la realidad que vive el CEIP María Zambrano de Zaragoza.

No hay barrera que se le pueda poner al medio físico. Ya estaba allí cuando el ‘Homo’ no era ‘Sapiens’. Y aun siendo ‘Sapiens’ no puede domarlo. Ha de entenderse y convivir con el medio que le sustenta. El ser humano ha de estar por encima del cortoplacismo, sobre todo si ya es conocedor de lo que la fuerza de la naturaleza es capaz de realizar. Si no terminamos de entender esto, difícilmente el ser humano será capaz de ser resiliente y adaptarse al cambio climático, pongamos las agendas u objetivos de desarrollo sostenible que queramos. La vida de un ser humano está por encima de cualquier actividad que desarrolle el Hombre ya sea educativa, sanitaria, industrial, cultural o residencial.

No podemos mirar hacia otro lado ante las evidencias científicas y técnicas que señalan que del cauce del barranco de la Muerte hay que eliminar usos que no son acordes con la realidad del medio físico existente. Las personas están por encima de los bienes amenazados y el riesgo cero no existe en ninguna faceta de la vida.

Hay que retirar del barranco de la Muerte, en Zaragoza, cualquier uso que, como el colegio María Zambrano, no sea acorde con las condiciones del medio físico

Marc Augé definió el concepto de ‘no lugar’ como aquellos espacios sin identidad y genéricos, aquellos sitios de tránsito que no dejan huella en las personas, como un aeropuerto o un supermercado. ¿Es eso un centro educativo? Humildemente, creo que no. Una instalación educativa es uno de los primeros espacios de socialización, donde se aúnan recuerdos de todo tipo. Por favor, no añadamos a esos recuerdos la tragedia y la farsa.

Volver a tropezar en la misma piedra será imperdonable para la Administración pública aragonesa, que ya vio en Biescas qué es lo que la naturaleza puede hacer con la fragilidad de la vida de un ser humano. La responsabilidad patrimonial inherente al evento extremo que sucedió hace unas semanas en Zaragoza ha de ser más que suficiente para sacar de ese lugar las instalaciones educativas existentes, realizando la inversión económica que sea. Cueste lo que cueste. Y nunca realizar gasto público en un bien amenazado bajo la espada de Damocles.

El ser humano ha construido muchos muros a lo largo de la Historia. Siempre se han derribado, tanto por el propio Hombre como por la naturaleza. Por favor, no repitamos el mismo error en nuestra región.

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