Por
  • Carlos Ferrer Benimeli

Protocolo

Protocolos
Protocolo
Krisis'23

La covid-19 fue la propagación mundial de un virus que ha causado de siete a quince millones de muertos, algo ante lo que nada de lo que se diga a continuación es comparable. Pero en España, la covid-19 ha conllevado además algún otro ‘virus’, la invasión ponzoñosa y contagiosa del vocablo ‘protocolo’. Una infección que está acabando con muchas células del tejido que constituye nuestro léxico.

Hasta ayer, la mayoría de la gente entendía por protocolo "el conjunto de reglas establecidas por norma o por costumbre para ceremonias y actos oficiales" (DRAE). Y en inglés, ‘protocol’ también se refiere a tratamientos, formalismos y convenciones sociales. Por ejemplo, cómo colocar a las autoridades en una mesa presidencial o en una cena, la recomendación del tipo de traje o vestido para un determinado evento, etc. Algo más complicado de lo que parece, hasta el punto de que existe un grado universitario de Protocolo y Organización de Eventos, y de que no hay organismo público ni grandes empresas que no tengan su gabinete de Protocolo. Además de este concepto en diplomacia se considera protocolo a un "acta relativa a un acuerdo, conferencia o congreso diplomático" (DRAE). Y en inglés también, por ejemplo el ‘Kyoto Protocol’.

Pero protocolo también puede ser la "secuencia de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc." (DRAE), es decir, en hospitales, laboratorios, cadenas de montaje, etc. Y en inglés ‘protocol’ ("established procedures") también es muy usado en centros y laboratorios. Sin embargo en España era más frecuente, en ambientes científicos, médicos y técnicos, hablar de directrices, instrucciones o pautas y no de protocolos. Hasta que con la covid-19, una enfermedad mundial, llegaron las traducciones literales de la jerga médica en inglés, haciendo su entrada triunfante los protocolos en la prensa, radio y televisión españolas. Algunos comunicadores que no habían utilizado jamás la palabra protocolo se quedaron fascinados con ella, creando una nueva élite cultural: la de los que usan protocolo en su léxico como algo ‘importante’ y a la altura de la Física Cuántica o del Cálculo Diferencial.

Desde la pandemia, la palabra ‘protocolo’ ha sufrido una indeseable inflación y algunos comunicadores la utilizan profusamente, venga o no a cuento, con el resultado de que otros términos de nuestro idioma están quedando injustamente arrinconados

Y así empezamos a tener, desde 2020, protocolos para todo y en todos los sitios (ajenos a los ambientes científicos, técnicos y médicos): en nuestra casa, con nuestros hijos, en la oficina, en la fábrica, en los colegios, en los talleres de coches, en los supermercados, en los cines y teatros, en los autobuses, en las piscinas, en los hoteles, en los parques y, ¡cómo no!, en el fútbol (en los entrenamientos, en el vestuario, en los partidos, en las concentraciones y en la vida familiar). En una entrevista radiofónica (11 de abril de 2020) a una autoridad médica del mundo del fútbol, el locutor utilizó una o más veces la palabra protocolo en todas y cada una de sus preguntas: reanudación de las competiciones, intervalo entre dos partidos consecutivos, protocolos de los clubes, de la Federación, de la Liga Profesional… Algo cargante y petulante. Sin embargo el médico entrevistado, curiosamente, no usó ni una sola vez la palabra protocolo en ninguna de sus respuestas.

Al principio he dicho que este ‘virus’ está acabando con muchas células del tejido que constituye nuestro diccionario. Y trataré de demostrarlo. ¿Cuántas veces ha oído últimamente alguno de los ‘sencillos’ términos que doy a continuación por orden alfabético?: actuaciones (médicas por ejemplo), acciones, códigos, directivas, directrices, disposiciones, estatutos, formularios, guías, instrucciones, medidas sanitarias, métodos, normas de actuación, normas de uso, ordenamientos, ordenanzas, órdenes, orientaciones, pautas, patrones, prescripciones, procedimientos, recomendaciones, requisitos, reglamentos, reglas, técnicas, tratamientos, etc. Sea sincero, habrá comprobado que todas ellas han desaparecido y han sido sustituidas por un solo e ‘importante’ vocablo: protocolos.

Debería establecerse ya, antes de que esto se nos vaya de las manos, un protocolo que ponga coto a tanta cursilería y pedantería.

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