Por
  • Fernando Sanmartín

Formas de actuar

Formas de actuar
Formas de actuar
Pixabay

En estos tiempos de tanta suciedad política, apariencia falsa, cinismos que se apilan, embustes altos y marrullería, decir de alguien que es una persona en la que se puede confiar no tiene precio, no lo tiene. 

Soy afortunado, por eso, al mantener trato estrecho con varias personas sobre las que puedo hacer esa afirmación. Y una de ellas se llama Miguel Mena, periodista, exlocutor de radio, que escribe y hace pocas semanas presentó su último libro, ‘Aragón. Formas de ser’, donde aparecen Paula Ortiz, José Luis Melero, Carlos López Otín, Amaral, Gaizka Urresti y otros muchos.

En esa presentación, Miguel Mena dijo que nota cómo lo cursi ha ido creciendo, y puso el ejemplo de esas declaraciones públicas que se hacen sobre el amor y otras intimidades. Cursi es una palabra rotunda, un territorio que reconocemos enseguida.

Y al hilo de esto, en un fin de semana reciente que he pasado en Madrid, visité en CentroCentro una exposición titulada ‘Elogio de lo cursi’. Y pensé en Miguel Mena porque, como dice Sergio Rubira, comisario de la muestra, lo cursi es la copia degradada. Y allí estaban las novelas de Corín Tellado, un ensayo de Ramón Gómez de la Serna o un lienzo de Luis de Madrazo en el que una muchacha lleva una tórtola en la mano.

Al salir de la exposición, en la calle Alcalá, un hombre con evidente cojera cruzó un semáforo en rojo y fue puro milagro que no lo atropellara una furgoneta de reparto, ante lo cual un peatón, de forma espontánea, le gritó: "¡Qué cojones tiene el tío!". Lo tomé como una expresión anticursi.

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