Director de HERALDO DE ARAGÓN

Entre debates y encuestas

Entre debates y encuestas
Entre debates y encuestas
A. Donello

Son las elecciones generales más nacionales que se recuerdan. La afirmación no es ningún epíteto ni una reiteración gratuita. Despejado el terreno de las autonómicas y municipales en el mes de mayo, aunque a la espera de ver cómo y cuándo se conforma el Gobierno de Aragón, la tensión entre los líderes nacionales se ha ensanchado para introducirnos en una campaña atrapada en una falsa sensación presidencialista. 

El tradicional peso del político de circunscripción, del diputado de provincia (por no hablar de los candidatos al Senado), se ha diluido, al igual que los amarres que solían enganchar a las generales con la política local, encontrándonos ante una campaña afectada por el verano que ha dejado las calles para acomodarse en el televisor. Los debates, también las entrevistas a los candidatos en las diferentes cadenas, han marcado los puntos de inflexión. El cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el debate de portavoces y el encuentro a tres han ordenado un discurrir que ha tenido un antes y un después de estos enfrentamientos. Los choques televisados, que han generado gracias a sus audiencias tantas páginas de periódico como argumentos para los analistas, han alterado estrategias de campaña y han servido para reconocer otra de las características de estas elecciones: la sostenida acusación entre partidos del empleo de la mentira y la media verdad.

Junto a los debates han resurgido las encuestas, presentes con peso periodístico y de interpretación diaria. Convertidos en referencia, los conocidos ‘tracking’, donde un punto arriba o abajo parecía descubrir una tendencia, han establecido una nueva popularización de la política como un elemento de consumo inmediato, donde todo lo que transcurría ante los ojos de los electores podía ser reflejado ‘ipso facto’ en forma de porcentajes y escaños. Las encuestas, tan dispares como abiertas, con cocinas demoscópicas que ansían la precisión del bisturí, han logrado imprimir un estado de ánimo a las diferentes caravanas electorales obligando a hablar de remontadas, mayorías suficientes y hasta de coaliciones de gobierno previas a la cita electoral.

Los debates televisivos, las encuestas, el voto por correo y hasta la importancia del papel que puede desempeñar el partido que ocupe la tercera posición han marcado una campaña donde también ha irrumpido la apelación al voto útil

Toda campaña también arrastra su polémica y esta acalorada contienda no ha sido una excepción. El voto por correo se ha convertido en la gran controversia. Así, la excepcionalidad de esta tipología de voto, que en citas anteriores discurría oculto entre otras muchas distracciones electorales, se ha convertido en motivo de disputa política.

La velocidad y la gran cantidad de anuncios que se han producido en estos escasos dos meses desde la convocatoria no han rebajado la tensión electoral. Pese a todo, quizá, el elemento que más y mejor defina estas elecciones generales sea que, definitivamente, el votante tiene asumida la concepción y existencia de los dos grandes bloques ideológicos. El ‘bibloquismo’, en consecuencia, establece la necesidad de conocer qué fuerza política ocupará la tercera posición, introduciendo la diferencia entre ganar y contar con los escaños suficientes para poder gobernar.

La decisión entre continuidad y relevo augura una participación que estará definida por la movilización de los votantes y por la introducción de una variable difícil de sopesar y siempre de última hora como puede ser el voto útil. Una posibilidad que, de producirse, alterará muchas de las previsiones políticas previamente adjudicadas para esta próxima legislatura.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mikel Iturbe)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión