¿Qué votar?

¿Qué votar?
¿Qué votar?
Krisis'23

Si usted no ha votado ya por correo, todavía tiene unos pocos días para decidir. La mayoría de las encuestas dan por vencedor al Partido Popular, pero no está claro cómo quedarán distribuidos los escaños ni quién conseguirá gobernar después España. 

Entre otras cosas, porque los sondeos no permiten saber con antelación cómo se concretarán dos aspectos clave: abstención e indecisión.

Respecto del primero, unas elecciones en medio del verano apuntan a una bajada de participación. Las vacaciones estivales y los viajes presagian más desapego e indiferencia. El calor hará el resto. ¡O no! Pues ni tenemos referencias previas ni series suficientes de datos para aventurar un pronóstico seguro. Sólo sabremos después del domingo si se superará el 36% de abstención de la pasada primavera o, por el contrario, se reduce. De momento, las conjeturas oscilan entre la desafección veraniega, el voto por correo y la motivación por el cambio.

Respecto del segundo aspecto, los indecisos e indecisas siguen siendo unos cuantos y unas cuantas. Entre un 15% y un 20%, dependiendo de los estudios, no tienen claro a quién votar. Las dudas no han desaparecido, pese a que las elecciones municipales y autonómicas celebradas en mayo han trazado las primeras líneas del cambio de ciclo. El PSOE de Pedro Sánchez ha perdido poder institucional y mucho más. Sánchez, como líder resistente y cesarista, se ha dejado en el camino ensoñaciones sobre su futuro e incluso el porvenir del propio partido levantando banderas polarizantes y cavando trincheras. Viene convencido de su capacidad para remontar, agitando miedos y catástrofes si él no sigue siendo presidente.

Cuál sea finalmente el nivel de participación y por qué opción se inclinen los indecisos son los dos factores que perfilarán el resultado de las elecciones del domingo, en las que la gran incógnita es si el PP podrá gobernar y en qué condiciones

Sin embargo, en estas elecciones, eso no está claro que funcione. El terreno de juego no es como en ocasiones anteriores. Ya no es suficiente con decir que viene el lobo de Vox, ni que Abascal y los suyos son unos monstruos. Tampoco valen los mismos cuentos y trolas con los que llegó al poder. El malestar social no se ha eliminado. Se ha probado el ‘sanchismo’ durante esta legislatura, el hartazgo social se ha transmutado y no parece haber salvado a sus aliados. En Unidas Podemos lo han experimentado claramente. Salvo Bildu, que ha salido fortalecido en el País Vasco, el resto de los socios se tendrán que remangar para resistir. Las divisiones en ese cosmos han hecho que Yolanda Díaz intente ‘Sumar’. Es posible que su agregación de intereses consiga más de lo esperado, pero está por ver. La apuesta de Chunta Aragonesista puede ser una oportunidad o un estrepitoso fracaso que borre de nuevo las propias señas de identidad dejando el terreno más fácil para los ‘existencialistas’ de nuestro país, de Aragón. En cualquier caso, hasta el lunes 24 no sabremos cómo se reparten los votos y los escaños.

Mientras tanto quedan tres días para deshojar la margarita. ¿Votar o no votar? Obviamente, el primer paso es decidir si se acude al colegio electoral o no. El segundo es qué o, si se prefiere, a quién. Si las personas son clave en las elecciones municipales, en estas generales no parecen menos. Pese a estar en liza algo distante y lejano de la vida cotidiana como es la presidencia del gobierno de España, hemos comprobado que la dimensión personal desempeña un papel relevante. Tal como se están desplegando las distintas campañas electorales, los programas y los argumentos han quedado en un segundo plano. La propaganda partidista está orientada a ensalzar los liderazgos y atrapar emociones vinculadas a esa lógica. Nuestro sistema se está llevando hacia esa dimensión personalista y emocional, mucho más que a otras opciones cimentadas sobre argumentos y datos. Al mismo tiempo se abren nuevas perspectivas y oportunidades.

Quizá por eso, el documental de Carlos Hernando sobre Sánchez, ‘El autócrata’, disponible para quien lo quiera ver en Youtube, anticipa un impacto directo en el PSOE. Comienza con la voz en ‘off’ de Sánchez anunciando la moción de censura de 2018 y diciendo: "Para recuperar la dignidad de nuestra democracia". El resto no tiene pérdida… y se comprueba que no hay mejor cuña –o peor, según se mire– que la de la propia madera.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Chaime Marcuello)

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