Las extrañas elecciones del 23/J

Votantes en bañador en la oficina de Correos de Salou.
Votantes en bañador en la oficina de Correos de Salou.
Mercé Veciana

Todas las elecciones se parecen bastante, como dice Tolstoi de las familias felices. Pero, como las familias infelices, estas primeras elecciones de la historia celebradas en canícula son bastante diferentes de las demás.

Primero está la fecha, inédita en toda la historia de la democracia, con temperaturas al borde los cuarenta grados en muchas comunidades, lo que convertirá en más complicado el hecho gozoso de votar. Los médicos alemanes han recomendado a sus compatriotas que copien la costumbre española de la siesta para evitar los efectos del calor extremo. En las mesas electorales no estarán para cabezadas, y es de esperar que haya un bajón de afluencia en los colegios en esa franja horaria.

El día elegido para las elecciones no solo es sinónimo de altas temperaturas, sino también de vacaciones. Millones de españoles se desplazan esos días fuera de su lugar de residencia, muchos viajan al extranjero. Todo el mundo pensó que el voto por correo se dispararía... todo el mundo, excepto el presidente de Correos, que barajaba a mediados de junio que las peticiones no pasarían de 1,8 millones. Al final, ha habido unos 2,7 millones de solicitudes, lo que ha puesto al borde del colapso a los trabajadores de la empresa pública. Ayer, los sindicatos CC.OO. y UGT emitieron un duro comunicado conjunto en el que acusan de imprevisión y nefasta gestión al máximo responsable de Correos.

Los representantes sindicales defienden el meritorio sobreesfuerzo que han tenido que realizar los trabajadores y lamentan que la incapacidad de su presidente haya llevado la incertidumbre, y más que eso, a cientos de miles de españoles. Los carteros han llevado en sus sacas todos los votos a los domicilios consignados, pero un número indeterminado de ciudadanos no han podido esperar. Muchos de ellos han tenido que viajar fuera de España y no podrán personarse en las oficinas de Correos para ejercer su derecho al sufragio.

También es anómalo que la campaña electoral haya coincidido con la presidencia de turno de España del Consejo de la Unión Europea. El presidente Sánchez, que había fiado su proyección europea como baza para las elecciones previstas para noviembre, ha cambiado bruscamente el guion. No es usual que el presidente del Consejo se ausente de las ruedas de prensa de encuentros importantes para el semestre, pero esto ocurrió ayer, cuando Sánchez dejó vacío el atril para coger un vuelo y llegar a un mitin en San Sebastián. Cosas que parecían sagradas dejan de serlo en estas tórridas e inesperadas elecciones de julio 2023.

Este domingo se sabrá por fin si se cumple o se rompe la tendencia mayoritaria en las elecciones celebradas hasta ahora, y es que los resultados de las generales suelen confirmar los obtenidos por los partidos en las autonómicas y municipales que las preceden. En este caso, todos los sondeos, salvo el del CIS, apuntan que así será y que el PP será el ganador. Cuando se cuenten los votos, se sabrá si Sánchez puede ser el primer presidente desde los tiempos de la UCD que no repita mandato. Y si Feijóo se distingue de sus antecesores, Aznar y Rajoy, en ser el candidato del Partido Popular que llega al primer intento a la Moncloa. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Encarna Samitier)

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