Por
  • Fernando Jáuregui

El ‘debate a tres’

el acuerdo se formalizará este martes en una reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
Efe

Pienso que Yolanda Díaz se la juega más aún que Pedro Sánchez en el ‘debate a tres’ de este miércoles en TVE, del que un tanto absurdamente, a mi juicio, se ausenta Núñez Feijóo. ¿Debe aparecer como futura ‘co-equipier’ del presidente, dado que, entre otras cosas, sigue siendo vicepresidenta del Gobierno que Sánchez encabeza?

¿Ha de extremar sus críticas contra quien, en el fondo, se presenta como su aliado y con quien ha compartido gobernación estos años? ¿Buscará un difícil equilibrio entre ambas inconciliables posiciones?

Tengo para mí que la vicepresidenta y ministra de Trabajo, figura sin duda carismática, se ha desinflado algo en la recta final de la campaña. Su equipo, y ella misma, han cometido errores, de programa y de comunicación, bastante notables, y ella, persona equilibrada que ha sido capaz de unir en Sumar las voluntades de nada menos que dieciséis formaciones y de opacar al peor Podemos, parece haber perdido un tanto los nervios en sus ataques algo desaforados contra el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

No es el papel de ‘Sánchez bis’, con excesos verbales dirigidos contra su ‘paisano’ el presidente del PP, el que más le conviene a la señora Díaz, que, militante o no del Partido Comunista -eso carece de significado a estas alturas- habría de representar una centralidad más transversal, una moderación de la que Sánchez ya no puede presumir y con la que a casi nadie convencería.

Siempre pensé que lo inteligente para Sánchez hubiese sido ofrecer a Yolanda Díaz el ‘número dos’ de la candidatura del PSOE por Madrid, como hizo Felipe González en 1993 con el entonces ‘superjuez’ Baltasar Garzón. Ahora creo que el presidente, que, lleno de desaciertos como está, sigue sabiendo mucho de supervivencia, estrategia y táctica política, lo ha hecho aún mejor para él: no está ofreciendo a Díaz un escaño (o varios) en las listas socialistas; le está ofreciendo, si entre los dos consiguen los escaños suficientes, compartir el poder.

Y, si la coalición de la izquierda pierde, ella se situará como el referente de futuro de la izquierda española, mientras el PSOE entra en una de sus fases de debate interno cainita. Todo ello, claro, si no comete muchos más errores que los de comunicación. 

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