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Cartas al director de HERALDO: Cosas que no funcionan en nuestra sanidad

Consultas Externas del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, en una imagen de archivo.
Consultas Externas del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, en una imagen de archivo.
Guillermo Mestre

Cosas que no funcionan en nuestra sanidad

Esto no es un ataque al personal médico, ni mucho menos; yo por desgracia he tenido que entrar muchas veces en un hospital y el trato de todo el mundo ha sido genial, pero si hay una cosa que no funciona hay que denunciarlo para poderlo solucionar. 

Durante más de veinte años tuve la misma doctora de cabecera, y gracias a ella salvé la vida, ya que fui con un dolor de cuello y ella se levantó a explorarme y, como no le gustó lo que vio, me mandó a urgencias y allí me sacaron un linfoma. Pues bien, desde que se jubiló he tenido cuatro médicos e ir a la consulta era una lotería, porque ninguno se levanta para explorarte, a pesar de que siempre piden tener más tiempo para explorar al paciente. Mi mujer lleva más de año y medio con una verruga en un dedo del pie; una de las doctoras la exploró desde su sillón, teniendo mi mujer que poner el pie encima de la mesa, y dijo que no era nada. Lo bueno es que desde donde estaba ella no se veía la herida. A los meses mi mujer volvió porque no paraba de supurarle y la doctora le dijo que fuera a un particular y que con lo que le dijera volviese. El otro día, tenía yo consulta telefónica por mis problemas de insomnio, pues la doctora me dijo que tenía que preguntar cómo llevaba ese centro lo del insomnio y que ya me llamaría. ¿Les ha llamado a ustedes...? Porque a mí no. Se les llena la boca con la salud mental, con que van a invertir no sé cuántos millones, pero a mi hija han tardado dos años y medio en darle la primera consulta; ya había tenido que ir a un privado. ¿Para qué pago mis impuestos? Repito que esto no es en general, por suerte tenemos unos grandes profesionales de la salud, tanto médicos como enfermeras o auxiliares, pero hay algunos que tratan a los pacientes como ganado.

Óscar Aznar Palacín. ZARAGOZA

Como si no pasara nada

Así es como actuamos, como si no pasara nada. Estamos tan acostumbrados a ver desgracias que ya ni nos inmutamos y eso da mucho miedo. Que veamos inundaciones, terremotos, niños muriendo de hambre y no se nos remueva nada en el interior debería asustarnos. Nos estamos insensibilizando. Vemos las noticias y seguimos con nuestras vidas como si no fuera con nosotros, sin darnos cuenta de que cualquier día podemos ser nosotros los protagonistas de estas desgracias Porque sigo pensando que una sola persona podría cambiar el mundo si fuera capaz de movilizar a las masas. En nuestro colegio tenemos a niños de casi treinta nacionalidades y todos traen una historia. Por eso sentimos cerca lo que ocurre a miles de kilómetros, por eso sabemos de la importancia de empatizar con ellos, por eso todo el personal docente, monitoras de comedor, personal de cocina, PAS, equipo directivo, todos, absolutamente todos sabemos de la importancia de dar un poquito de nuestro tiempo cuando alguien lo necesita. Ya sea una conversación, un abrazo o simplemente sentarte al lado y sujetar una mano. Y aun así, hay momentos en que te sientes culpable por seguir con tu vida como si no pasara nada...

Yolanda Glaría Toledano. ZARAGOZA

Incontinencia verbal

Es curioso, los políticos van zarpa a la greña con los precios de la cesta de la compra. Debe de ser lo único que ha subido. Las terrazas, a tope, vayan a contratar un viaje y verán qué es lo que queda, lo mismo sucede con los hoteles. Todo esto demuestra que hay políticos que no saben, o no les interesa saberlo, y venga a asustarnos con mensajes apocalípticos. No quiero negar que hay familias que les va justito, y a pesar de ello de lo último de lo que se privan es del ‘smartphone’. Si escarbamos en la incontinencia verbal de los políticos en el fondo subyace el estar cuatro años echando las culpas a sus predecesores de la herencia recibida, con lo que reconocen su incapacidad. Antes tenían soluciones a todos los problemas de la sociedad; a eso yo le digo "que no hay mayor mentira que la verdad de un político".

Luis Antonio Vallés Gascón. ZARAGOZA

Muy agradecidos

Quiero dar las gracias y poner en valor a todas las personas que la mañana del pasado 8 de julio, en la calle Mefisto de Zaragoza, nos ayudaron de forma altruista y urgente a mi madre y a mí, al presenciar la caída de ella por una baldosa en mal estado que hizo que tropezase con nefastas consecuencias: rotura del húmero con muchas fracturas distintas y que ha supuesto una operación complicada y me temo que una larga recuperación. En primer lugar, recuerdo a los dos peatones tan amables que ayudaron a ponerla en pie y a llamar a una ambulancia. También, a la persona de guardia en el destacamento del cuartel de Aviación que pudo ver las imágenes y echar una mano y, por supuesto, a la pareja de policías locales que acudieron a la llamada conjunta con la ambulancia. Estamos en deuda con todos ustedes y se agradece que queden ciudadanos tan amables y comprometidos. Por último, quiero pedir al Ayuntamiento que corrija estos puntos para evitar estas caídas. Y agradecer al personal de la clínica Montpellier su trato magnífico durante el ingreso y la intervención. Este pesado trago se ha llevado mejor con tanta educación y solidaridad.

Javier Peiró Lafuente. ZARAGOZA

Anglicismos

Obligado más por el desgaste que por la moda, me dirigí a una tienda de ropa a renovar mi indumentaria. Al entrar, una amable señorita me dijo: "Soy su ‘shop assistant’, ¿en qué puedo ayudarle?" Mi primera reacción fue salir y comprobar que no me había equivocado de tienda, pero me contuve y le expliqué lo que necesitaba. "¿Le gusta ‘fit’ o ‘regular’". "¡No, no! –respondí– nada de regular, lo quiero de calidad, que me dure". La sonrisa de la ‘shop’ me hizo sospechar que había metido la pata. Finalmente salí con mi flamante pantalón, en la bolsa, que por cierto no era ‘free’. Me encontré con mi amigo Pedro, que me comentó que se dirigía a un concesionario de automóviles a comprarse un ‘SUV’; lo acompañé, más que nada para saber qué era eso, y resulto ser un auto, algo más grande eso sí. Para completar la tarde entré en la tienda de electrodomésticos para protestar por el mal funcionamiento de mi nuevo horno microondas. Me atendió un muchacho joven quien dijo ir a avisar al ‘CEO’. Mosqueado le espeté, "¡no quiero un CEO, quiero ver al encargado!". Para colmo, al llegar a casa se había salido la lavadora. Busqué en internet un fontanero, pero lo que aparecía era ‘plumbing’, ni siquiera hallé plomero. Desesperado, me bajé al ‘pub’ a tomar un ‘cocktail’, pero no pagué en dólares ni en libras esterlinas ni con ‘card’, sino en españoles euros contantes y sonantes.

Luciano Ibáñez Dobón. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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