Vacaciones de verano
Veía el otro día la última película de Santiago Segura, coprotagonizada por Leo Harlem, a quien seguimos viendo en ‘Como Dios manda’, un ejecutivo depurado que se va humanizando en el departamento de Derechos Sociales e Igualdad.
En la línea de ‘Padre no hay más que uno’ y ‘A todo tren’, esta comedia de Segura retrata a dos amigos, Óscar y Félix, abocados al paro y separados, que deciden llevarse a los niños a su empleo temporal como animadores infantiles en un hotel de lujo. Más hilarante y menos cruel, en según qué escenas, que ‘¡Vaya vacaciones!’ de Víctor García León, tienen sin embargo un denominador común: la infancia y preadolescencia vividas felizmente en familia.
En apariencia al menos. Porque ahí está la trampa y el cartón. Familias desestructuradas, mentiras más o menos piadosas, abrazos de grupo, relaciones múltiples. El teatro, la parodia, la picaresca de la vida.
El verano y la época de más luz van unidos también a los accidentes en piscinas, de tráfico o montaña; el calor nos exacerba, y en muchas parejas la crisis se acentúa precisamente en vacaciones. El sol no siempre pinta nuestra mejor sonrisa.
Quien piense que en período estival va a obtener más votos, éxito profesional y caída del desempleo, creo que se equivoca de cabo a rabo. ¿Dónde quedaron las corruptelas, el olvido de las víctimas, las leyes sacadas con sacacorchos, la subida de la luz, la falta de recursos y atención a la dependencia?
Podemos evadirnos jugando con los niños, yéndonos a la playa, el pueblo, el monte. Pero la realidad sigue siendo tozuda, la España vaciada quedará de nuevo más vacía a nuestra vuelta. ¿Quién devolverá la paz y la alegría a una madre que ha perdido al pequeño que esperaba?
Los peques lo comprenden todo. Un ERE, las desavenencias entre papá y mamá, la nueva oportunidad que nos da la vida. "Vacaciones de verano para mí. / Caminando por la arena junto a ti. / Vacaciones de verano para mí. / Hoy mi vida comienza a despertar. / Hoy te he abierto la puerta sin llamar. / Hoy te tengo a mi lado y soy feliz", decía la canción de Fórmula V. Quizá la clave esté en hacernos un poco niños, y el ‘día de la bestia’ no nos dominará. Tampoco en vacaciones.
(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por María Pilar Martínez Barca)