Por
  • Jorge Sanz Barajas

¿Policrisis? Politongo

¿Policrisis? Politongo
¿Policrisis? Politongo
Pixabay

Mientras Perplejo contemplaba la tromba de agua del día 6, Intermón y el Banco de España alertaban acerca de otra tormenta peor, si cabe: miles de millones de beneficios ‘caídos del cielo’ llenaron la caja de las grandes empresas españolas durante este primer semestre. 

La banca, gracias a la subida de los tipos de interés, las comisiones (duplicó el coste de apertura de una hipoteca, por ejemplo) y el freno al pago por el ahorro, incrementó sus ganancias un 38% respecto a los años anteriores a la pandemia. Los rendimientos empresariales de las grandes corporaciones aumentaron un 43%, mientras los de las energéticas crecieron un 165%. En nuestro particular barranco de la muerte, el agua corre hacia abajo, pero el dinero fluye hacia arriba de forma inexorable: dos de cada diez hogares siguen sin poder cubrir sus necesidades esenciales –alimentos, agua, electricidad, alquiler o hipoteca–, a pesar de que el ‘escudo social’ mejoró la renta bruta nominal un 6,8% en los dos últimos años. Dicen que estamos en una policrisis (cambio climático, inflación, geoeconomía convulsa, crisis de materias primas…). Al trasluz de los gráficos de los mercados financieros, Perplejo ve la marca de agua de una inmensa patente de corso con permiso para saquear las rentas del trabajo. Si hablan de bajar impuestos, se refieren a los suyos. Si hablan de libertad, hablan de la suya. Al borde del abismo, la fallida experiencia francesa nos recuerda que el error fatal es apretar siempre por el mismo sitio.

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