Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi son dos jóvenes periodistas iraníes que miran sonrientes a la cámara. Su flequillo cae sobre sus ojos oscuros; llevan el pañuelo como las actrices de Hollywood en las películas antiguas, dejando parte del cabello al descubierto. Hamedi y Mohammadi han sido premiadas con el galardón más importante del periodismo mundial, el Golden Pen, pero esa foto no refleja la alegría por este reconocimiento. Esa imagen corresponde a tiempos mejores, antes de que ambas fueran encarceladas por informar de la muerte de Masha Amini, detenida y golpeada por la Policía de la Moralidad el 13 de septiembre de 2022 en Teherán por llevar el velo mal puesto.

Hamedi y Mohammadi, en el ejercicio de su profesión, contaron qué estaba pasando. Hacer periodismo les ha costado una pena de cárcel. Los sátrapas alegan que sus informaciones sobre el funeral y la foto de la familia de Masha Amini abrazándola mientras estaba en coma forman parte de una conspiración, son una amenaza a la seguridad nacional. Por eso, el Congreso Mundial de Medios, celebrado recientemente en Taipéi (Taiwán), ha reconocido su coraje con este Golden Pen -la Pluma de Oro-. Ellas no lo pueden celebrar, pero es un grito contra el olvido y por su liberación. Como subrayó Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente de WAN-IFRA: «Nos horroriza que haya 360 periodistas encarcelados actualmente en el mundo», denunció. Ojalá que pudiéramos volver a ver la imagen de Niloofar y Elahe, de nuevo sonrientes. Brindando por la libertad