No sé bien si el problema está en la empresa que presta en nuestra ciudad el servicio de transporte público con los buses urbanos, si está en el Ayuntamiento o si está en la plantilla, en este caso de conductores e inspectores, pero la cosa es que se cierne en el horizonte inmediato otra huelga del transporte de corte similar a la que padecimos los ciudadanos hace muy poco tiempo durante tantos meses, que tantos inconvenientes y molestias ocasionó y que tan mala imagen dio de la ciudad.

También podría ser que la amenaza de la nueva huelga se deba a las malas relaciones existentes entre empresa, Ayuntamiento y empleados, incapaces de negociar y acordar, y/o a la intransigencia de los trabajadores en sus reivindicaciones, tomando como rehenes a los sufridos usuarios de los dichosos autobuses.

Pasan los días y parece que no se avanza en Avanza, y que nos acercamos otra vez a tener que soportar un nuevo periodo de paros de duración ¿indefinida? pese a que se anuncia hasta el 31 de agosto; aunque conociendo el talante del comité… Ya hay un calendario de reuniones, explicaciones y referéndum (el día 13) para votar el sí a la huelga, que sería apoyada, según los sindicatos, por la mayoría de los empleados. Y otra vez, a partir del 18 de julio, a parar los martes, miércoles y jueves en esos horarios tan bien elegidos para perjudicar más y al máximo de ciudadanos y trabajadores, o sea de 8 a 9 por las mañanas y de 19 a 20 h. por las tardes. Lo que añadido a los recortes de frecuencias que se nos imponen en el periodo estival y a los calores del verano va a dar como resultado un servicio del bus urbano algo tercermundista. Y que va a producir una vez más el correspondiente malestar ciudadano y la condena de la actitud de los huelguistas, que ya en la huelga pasada no se ganaron precisamente la simpatía de sus conciudadanos.

"O se mejoran los cuadros de marcha o habrá huelga", ha manifestado el presidente del comité, que añade que el Ayuntamiento ha llegado a reconocer que hay que plantear nuevos horarios.

No es sencillo regular los tiempos de los recorridos y la puntualidad del servicio, ciertamente, en una ciudad con un tráfico denso, frecuentes incidentes, demandas variables, y quizá por ello haya de introducirse un factor de flexibilidad, que de hecho ya aguantamos los usuarios por los habituales incumplimientos de las frecuencias asignadas.

La alcaldesa parece haberse involucrado en el asunto, que ya conoce y en el que ha trabajado y quedaría pedir sentido de la responsabilidad y algo de paciencia a la plantilla, si, como parece, se están terminando los estudios sobre los tiempos de recorridos que permitan establecer un nuevo plan de operaciones o cuadros de marcha.

Habrá que pedir más diligencia en la realización de los estudios técnicos, voluntad de llegar a acuerdos a las partes y exigir a todos que no sea el ciudadano, una vez más, quien pague las consecuencias de una gestión afectada por la lentitud, la imprevisión y la impaciencia.

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