Por
  • Juan Antonio Gracia

El valor de lo pequeño

Cofradía de la Siete Palabras y de San Juan Evangelista
Cofradía de la Siete Palabras y de San Juan Evangelista
Francisco Jiménez

Invitado por el comité organizador, tuve la oportunidad de asistir el pasado día 19 de junio al acto inaugural de una exposición titulada ‘Mosén Francisco Izquierdo Molins: Haciendo realidad un sueño’. La muestra tuvo lugar en el precioso edificio Grupo San Valero, ubicado en el centro del llamado Casco Viejo, en la plaza de Santa Cruz, con ocasión de cumplirse este año el 75 aniversario de la creación de un conjunto de obras e instituciones de marcado carácter apostólico-social en nuestra ciudad.

Se daba la circunstancia de que empresas diferentes y dispares en su objetivo esencial, pero idénticas en el espíritu formador que las inspiró, celebran este año el 75º aniversario de su creación. En efecto. Stadium Casablanca, la cadena radiofónica COPE, la Cofradía de las Siete Palabras, la Juventud de Acción Católica, la Cofradía del Santísimo Ecce Homo, tan enraizada y querida hoy en el viejo Rabal, y, finalmente, la Escuela de Propagandistas jóvenes y adultos, conmemoran este 2023 sus respectivas Bodas de Platino. Por eso, unidas aquí, celebramos tan importante efeméride con la Exposición que comentamos.

Fautor de todos esos hogares de fe, apostolado y culta ciudadanía fue el doctor, canónigo y monseñor aragonés don Francisco Izquierdo Molins, quien siempre quiso ser conocido, llamado y tratado como ‘mosén Francisco’, tal como son identificados y queridos los párrocos rurales de nuestro Aragón.

A pocos días de la muerte de Nuccio Ordine, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, la evocadora frase "la utilidad de lo inútil" parece perfecta para describir lo que en esta muestra podemos contemplar y admirar, a saber la utilidad de lo pequeño, de lo silencioso y humilde, incluso de lo minúsculo, de todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores

Esta sencilla recopilación de viejos documentos, fotografías, actas fundacionales de antiquísimas Hermandades, toscos instrumentos de madera como las matracas, convertidas en campanas litúrgicas en Semana Santa, tantísimas cosas menudas y breves y, sobre todo, la explicación literaria, en lenguaje esmeradamente cuidado, pedagógico y legible devuelven al visitante el retrato perfecto del mosén protagonista y hace revivir una época civil y religiosa en la que miles de jóvenes y adultos aragoneses tuvieron la oportunidad de formarse, convivir y crecer en los valores del humanismo cristiano.

Es una pena que esta magnífica exposición, corta en su recorrido pero inmensa en su significado y en su trascendencia pastoral, no sea itinerante y pueda visitarse en todos los pueblos y lugares que aún conservan las huellas de las famosas botas del inolvidable mosén Francisco, el clérigo más conocido buscado y querido de todo Aragón de su tiempo.

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