Quique, Bea, Javi, Desi y Pancho, en un fotograma de la popularísima serie de Antonio Mercero.
Verano arcoíris
HERALDO

Chanquete, Julia, Pancho, Javi, Quique, Bea, Desi, Tito, Piraña. A nadie de nuestra generación, más jóvenes o más mayores, dejaron indiferentes aquellos entrañables personajes creados por Antonio Mercero padre, serie emitida por primera vez en televisión a principio de los 80. 

Por no hablar de colores, he recordado el grupo infantil Arco Iris –nada que ver con el grupo de rock argentino de finales de los 60–, que en el programa ‘Hola chicos’ de María Luisa Seco (1985) interpretaba esta canción: "Ya no tendré miedo, / ya no tendré miedo, / si un día me pierdo / de mis papás. / Porque sé nombre / y mis apellidos, / y además la calle / donde yo vivo".

¿Tenían color ‘Ábrete Sésamo’ o ‘El libro gordo de Petete’? ¿Identificar a Carmen Sevilla con la dictadura y a la refunfuñona doña Rogelia con la etapa de la transición? Y quienes tenemos una edad de Matusalén, ¿cómo colorear a personajes en blanco y negro, como la familia Telerín o los Chiripitifláuticos? Valentina, Locomotoro, el capitán Tan…

"Yo tenía un barquito chiquitito. / Yo tenía un barquito chiquitito. / Y aquel barquito, / aquel barquito, / aquel barquito / naufragó". ¿Y los programas de iniciación a la música de los sábados por la mañana? Para los que no íbamos a la escuela, era todo un mundo.

Vale, a la Milá siempre se le vio un poquito el plumero. Pero no me imagino a Uri Geller doblando la cuchara a derecha ni a izquierda, en el programa de José María Íñigo; ni al propio presentador, con las entrevistas que realizaba. ‘Crónicas de un pueblo’ reflejaba los problemas, nada nimios, de una España todavía no vaciada. Es cierto que don Cicuta fue el origen de los Tacañones, pero no pertenecía a ningún otro grupúsculo. Y Eurovisión nunca estuvo politizada en aquellos años, o que éramos demasiado niños.

Hoy veo a los malpensados, a muchos peques despiertos, a las niñas que juegan a ser o no mamás nada más dejar las muñecas, a quienes temen tirados sus derechos en el contenedor… Del azul al arcoíris identifican toda una gama ideológica, de choques, intereses e intenciones. Y, sin embargo, son solo colores, impresiones de la luz en nuestros órganos visuales. "Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira" (Ramón de Campoamor).

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por María Pilar Martínez Barca)

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