Por
  • Luisa María Frutos Mejías

Geografía y nuevos usos del territorio

Geografía
Geografía y nuevos usos del territorio
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Los territorios son espacios físicos organizados por los grupos humanos según sus características demográficas, socioculturales, económico-productivas e instituciones. Una realidad compleja, frágil y dinámica, un patrimonio y un activo económico si están bien gestionados. 

Cualquier cambio de usos del suelo por causas naturales o antrópicas se territorializa, creando nuevas estructuras, por lo que es importante analizar su dinámica. Esos cambios se han acelerado en el siglo XXI y plantean retos a los investigadores para ofrecer respuestas a una adecuada ordenación territorial sostenible.

La expansión de las nuevas tecnologías, la hiperconectividad, la globalización, las migraciones masivas y el cambio climático han influido en los procesos y las prácticas económicas, políticas, sociales y culturales, con nuevos usos que afectan a los componentes de paisajes, lugares y patrimonio territorial. Poner de manifiesto los problemas y ofrecer soluciones a las Administraciones son las tareas que hay que abordar.

Dos ejemplos de esos cambios son la creciente expansión urbana y la pérdida del sentido del lugar y la instalación de estructuras para la producción de energía sostenible.

La despoblación de los espacios rurales, cuyos núcleos han perdido muchas de las funciones que les daban sentido, y el crecimiento urbano expansivo han llevado a ocupar el espacio intermedio e implantar urbanizaciones e infraestructuras de servicio y/o de ocio, a la vez diversas y estándar, que algunos investigadores han denominado ‘no-lugar’, por contraposición al sentido clásico de ‘lugar’, como sitio habitable, cohesionado con su entorno natural. Las nuevas estructuras son foco de atracción turística, añadiendo, en algunos casos, los valores patrimoniales del núcleo rural próximo, que se convierte así, como señalan varios autores, en una mercancía. Esa ciudad difusa tiene un impacto sobre el medio físico, agrario y cultural, y en suma, sobre el patrimonio territorial, entendido en el sentido del ‘Manifiesto por una nueva cultura del Territorio’ de 2006.

En cuanto a la necesidad de controlar las emisiones nocivas que aceleran el cambio climático y sustituir las fuentes de energía no renovables (carbón e hidrocarburos) por energías limpias y renovables, asistimos a la multiplicación de zonas acotadas para placas solares y a la proliferación de los ‘molinos’ productores de energía eólica. Este cambio energético es necesario, pero también es necesario analizar cómo se está realizando y cuál es su impacto sobre el medio físico y el conflicto con los usos del suelo agropecuarios, los paisajes como patrimonio cultural y los espacios protegidos.

La investigación geográfica debe poner sus herramientas al servicio de la ordenación del territorio, una tarea especialmente relevante y sensible en un momento en el que se están produciendo cambios acelerados en los usos del suelo

Es, por tanto, un reto analizar estas nuevas estructuras territoriales para poder detectar los impactos negativos y las cuestiones positivas y plantear una adecuada ordenación, entendida como la expresión espacial de las políticas económicas, sociales, culturales y ecológicas, que permitan un armónico desarrollo.

Los geógrafos, por su formación holística que aúna las diferentes escalas y elementos del territorio, cuentan ahora con potentes herramientas para abordar el reto: los Sistemas de Información Geográfica integran y relacionan diversos componentes de datos procedentes del mundo real, vinculados a una referencia espacial, facilitando la incorporación de aspectos sociales-culturales, económicos y ambientales y su interconexión. Con una base teórica, que permita establecer las relaciones entre los diversos fenómenos sectoriales, interpretar los resultados y ofrecer soluciones, el otro reto es la formación de los futuros geógrafos, que deben comprender lo nuevo que define el mundo actual, buscarle sentido, analizar cómo se territorializa, forma parte de su configuración y organización y cómo afectan al medio físico y humano. Esa formación debe atender también a que es imprescindible trabajar con otros profesionales que se ocupan del territorio, aportando nuestro punto de vista. Hay que añadir la necesidad de conectar con las Administraciones públicas, pues de ellas depende la ordenación del territorio, y saber trasmitirlo a la sociedad.

En suma, como se concreta en publicaciones y congresos, en la web de la Asociación de Geógrafos Españoles y en las actuaciones de los colegios profesionales, se ha de contribuir a crear un ambiente cultural en el que se comprenda la complejidad del territorio y se actúe en consecuencia.

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