El territorio minado de los pactos

Combo de imágenes de Santiago Abascal y Alberto Núñez-Feijóo
Combo de imágenes de Santiago Abascal y Alberto Núñez-Feijóo
Agencias

El Partido Popular anda pisando el terreno minado de los pactos con Vox. Necesitan atravesar esa tierra peligrosa si quieren llegar al poder en varias comunidades donde requieren el apoyo de Abascal; pero tropezar con un explosivo puede dinamitar los puentes o correr el riesgo de llegar maltrechos al 23 de julio.

Ya lo hemos vivido antes, todo esto. Los políticos de los extremos –ya sean de izquierdas o de derechas- presumen de desinhibición. Nos recuerdan a cada minuto que están en su derecho, claro que sí. Pero es sabido que las buenas maneras son la base de la convivencia. Lo que algunos llaman complejo es una contención premeditada que sustenta la civilización, y es aplicable también a la política.

Vox llega empujando -la ‘derechaza brava’ frente a la ‘derechita cobarde’, y es inevitable recordar el aterrizaje de Podemos en La Moncloa. En su posterior declive ha tenido mucho que ver su incapacidad para calibrar su verdadera fuerza. Y en el castigo al PSOE el pasado 28 e mayo subyace la confusión de Pedro Sánchez entre pactar razonablemente con sus socios o ceder sin condiciones, como demostró el episodio de la ley del solo sí es sí, con el presidente maniatado ante el error clamoroso de Irene Montero. Cuando las minorías, por muy nutrido que sea su caudal electoral, pierden el sentido de la medida, el electorado suele acabar aplicando la vara de medir adecuada.

No hay un manual de pactos, pero sí hay sobradas experiencias de lo que pasa cuando se tensa la cuerda. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Encarna Samitier)

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