Cambio de cromos en la derecha política

Los cromos de fútbol son los más demandados
Cambio de cromos en la derecha política
P. Z.

La derecha española no tiene remedio; es incapaz de encontrarse a sí misma, de articular un discurso unitario, de presentar un proyecto de nación sin fisuras; es incapaz de apear protagonismos, nada proclive a la flexibilidad y al entendimiento consigo misma y poco dispuesta a respetar al soporte social que la apoya. 

El espectáculo que ofrecen estos días sus variopintos líderes es lamentable por sus desencuentros, sus diferencias insalvables y su empecinamiento en confrontar, aunque a mí me parece que es más bien una cuestión de personalismos y de egolatrías.

Son como niños, que están intercambiando cromos y se deben pensar que un cromo de Zarra equivale a tres de Kubala y así no se puede llegar a acordar el cambio. No se dan cuenta de que están estropeando lo que alguien podría entender como el clamor de los ciudadanos que les piden el acuerdo. Sencillamente lamentable y vergonzoso. A mí me da pena y me causa un imponente malestar.

Se habla de que la política española se ha convertido hoy en una cuestión de bloques, que no deja de ser una intentona de resucitar el bipartidismo, aunque las distorsiones que se observan a derecha e izquierda desmienten que en verdad los bloques que ahora se dicen sean de verdad trasuntos de reconstruir una arquitectura política racional y razonable. Porque, ¿de qué bloques hablamos? ¿Es un bloque la derecha, que anda a pedradas entre sí, con mensajes excluyentes y sin la presencia valerosa en primera fila de sus líderes dándose la mano? ¿Lo es, poniendo y quitando líneas rojas y verdes en función de no se sabe bien qué? Y la izquierda, ¿es acaso un bloque ese avispero de Sumar, tan melífluo y pichi en apariencia pero que encierra odios y venganzas soterradas y latentes que habrán de explotar en su momento, o sea, más tarde o más temprano?

La derecha es incapaz de articular un discurso unitario y de apear
protagonismos para lograr un entendimiento consigo misma
y con fidelidad al soporte social que la apoya

Y sin bloques no hay paraíso. Hay barullo, como está demostrando la situación política actual, tan fluida, tan escurridiza, tan incierta. Tan poco ejemplar y nada edificante para el votante que asiste perplejo a las indecisiones y veleidades de unos líderes que no merecen serlo.

Muy mal este comportamiento de las derechas que están en riesgo de dejarse entre los dedos una posibilidad, quizá única en mucho tiempo, de alcanzar el gobierno de la nación, por la mala cabeza de unos jefes de fila demasiado envalentonados o demasiado acomplejados. Ambos deberían bajarse de esa falsa peana desde la que miran al mundo con desdén.

No pierdan tiempo y dejen de cambiar cromos. Busquen el acuerdo, entiéndanse. Sean valientes, generosos, humildes; dejen de hacer ruido. Eviten el espectáculo y el esperpento. Escuchen a los ciudadanos, a sus seguidores, y respeten sus dictados. No se confundan con sus enormes egos. Busquen la coherencia y evidencien signos amistosos y colaborativos ante la audiencia. Y si no cumplís es que no valéis. Y que la historia os demande el fracaso.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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