Bomberos y emergencias
Somos muchas las familias zaragozanas que hemos recurrido al servicio médico de los Bomberos de Zaragoza en momentos muy difíciles, como accidentes, ictus o infartos. Son situaciones de angustia en que se agradece un servicio rápido que ayude a superar problemas que requieren una intervención urgente.
El prestigio que tiene ese servicio en Zaragoza es muy grande y, desde luego, ganado a pulso. Prestigio también a nivel nacional, al estar considerado como uno de los servicios más destacados de emergencias extrahospitalarias.
Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando leí que cumplían sus primeros 40 años y que el Colegio de Médicos de Zaragoza había reconocido su trayectoria con el premio al Equipo Emérito 2023. Fue en 1983 cuando llevaron a cabo las primeras actuaciones sanitarias y ya en 1985 pusieron en marcha una de las primeras uvis móviles con personal sanitario. Hasta hoy se contabilizan casi 80.000 atenciones. Son pacientes o accidentados que requieren una respuesta rápida, en bastantes casos porque la vida corre peligro. Se trata de accidentes de tráfico, de incendios, de rescates o de las consecuencias de ictus o infartos.
Hoy la unidad cuenta con 13 médicos, 13 enfermeros, 12 técnicos de emergencias sanitarias y 36 bomberos especializados en emergencias. En cada jornada cuentan con una ambulancia activa las 24 horas del día, otra que funciona de 8 a 22 horas y una tercera para actividades formativas.
He tenido la suerte de conocer de cerca la trayectoria del servicio médico de Bomberos a través de quien ha estado al frente desde su puesta en marcha, del doctor Armando Cester, amigo y compañero en tareas de voluntariado, por ejemplo, en Cáritas. Esa necesidad de estar al día lo ha contagiado a todo el equipo, en formación y en dotación, para alcanzar una atención de alta especialidad.
En estos 40 años han vivido situaciones complejas y dolorosas, como los atentados de ETA en Zaragoza, entre ellos el de la Casa Cuartel de la Guardia Civil o el del autobús militar en San Juan de los Panetes. Y otros sucesos trágicos, como el incendio de la discoteca Flying, en 1990, con 43 muertos.
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