Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

‘Sálvame’ es esdrújula

Último programa de 'Sálvame'.
Último programa de 'Sálvame'.
Telecinco

Se acabó. Parece. Hoy empieza otra cosa en su hueco de la parrilla. El programa bandera de La Fábrica de la Tele dijo adiós el pasado viernes después de dar lugar a miles de ‘reels’, ríos de tinta o ceros y unos con ínfulas de tinta (ojo al orden, así es la cosa) entre defensas encendidas de su magnetismo y alegrías desaforadas por el hecho mismo de su desaparición. Se van a hacer las Américas en otra plataforma, y muchos de ellos (la mayoría) volverán a asomar individualmente por las pantallas en otros espacios.

‘Sálvame’ ha sido motivo de discusión en muchos hogares, según la vehemencia de los argumentos a favor o en contra. “Es un gran comunicador –por Jorge Javier, el bonapartiano, pagado de sí mismo, devorado por la criatura mediática que ha cincelado durante años– y se merece un aplauso por lo que ha hecho en el entretenimiento”. “Es un impresentable; mal actor y mal cantante, aunque crea que vale. Estaremos mejor sin verle”. “Al menos se atreve a decir las cosas, no como otros”. “¿Qué otros, lo dices por mí? Se me ocurren mil cosas mejores para ver o hacer que perder horas y horas viendo a este tío y sus secuaces pegar gritos y husmear en las miserias de la gente”. “Piensa en la vidilla que le daba a los abuelos con poca movilidad, que ni saben usar bien los mandos para buscar pepitas de oro en las plataformas. Déjales su culebrón, su ‘Sálvame’ y sus concursos. Les gusta la chicha, ahora vendrá un quiero y no puedo”. “Quiero, y no puedo, olvidar que esa mierda ha existido”. “Mierda pa’ ti y para tu snooker, y tu curling”. “Te quedan los ‘realities’ del demonio, descuida”.

Haya paz. Padilla, incluso. El sol también saldrá mañana, y encontraremos nuevas razones para discutir.

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