Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

¿Quién se comió mi queso?

¿Quién se comió mi queso?
¿Quién se comió mi queso?
Pixabay

Hay personas que desentonan. Lo volví a confirmar hace unos días en el autobús que me llevaba a casa. De repente se montó un treintañero que olía como si fuese un bebé bañado en ‘nenuco’. Traje en perfecto estado de revista, zapatos tan nuevos como caros y una exquisita corbata azul claro. 

Corte de pelo, gafas de sol, reloj… todo estaba meticulosamente medido para que conjuntarse. Todo menos el libro que llevaba en sus manos, una edición vieja y desgastada de ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’. Lo identifiqué rápidamente porque yo también lo devoré cuando se convirtió en un ‘best seller’.

Lo descubrí, allá por 1998, y reconozco que quedé subyugado por esta parábola sobre la capacidad de adaptarse a los cambios. La moraleja era que, en un mundo globalizado, los ciudadanos teníamos que espabilarnos para que nadie se nos llevara el queso. Es verdad que no era mucho más que una fábula con un argumento simple y una moraleja mil veces repetida (y con mucho más encanto) desde hace siglos: renovarse o morir. Pero el caso es que yo lo leí con avidez, entré en bucle y ahí sigo.

De hecho, al ver al tipo del autobús caí en la cuenta de que, un cuarto de siglo después, sigo dándole vueltas al mismo interrogante, pero me he quedado sin queso.

Con libro o sin libro, el treintañero del traje desentonaba como un pulpo en un garaje. Claro que no sé quién está más fuera de lugar, él en el bus o yo en este mundo de tanta gente con todas las respuestas y ninguna pregunta. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)

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