Director de HERALDO DE ARAGÓN

Las Cortes, Vox y Azcón

Fotos de la constitución de las Cortes de Aragón.
Fotos de la constitución de las Cortes de Aragón.
Guillermo Mestre

Para el PP todo este proceso se resume en tres fases y una duda. Para Vox solo existe una única intención: entrar en el Gobierno de Aragón. Jorge Azcón considera que la entrega a Vox de la presidencia de las Cortes debe entenderse como un hecho aislado, una primera fase que solo activa el reloj de su investidura y que permite, a su vez, la llegada a un segundo escalón: la negociación de un programa para la legislatura en el que se establezcan distintos puntos coincidentes. La última de las tres fases sería la de su nombramiento como presidente, donde los votos de Vox, siendo necesarios, no acarrearían su entrada en el Ejecutivo popular. Porque, pese a lo vivido el pasado viernes en el palacio de la Aljafería, Azcón insiste en gobernar en solitario. La duda resulta evidente: ¿es posible encapsular el pacto por la presidencia de las Cortes y alejarlo de un acuerdo de coalición PP-Vox?

Vox no esconde su satisfacción por lo logrado hasta la fecha. La nueva presidenta de las Cortes, Marta Fernández, que horas antes borraba sus redes sociales, extremistas y muy alejadas del tono institucional que se presupone a la segunda autoridad de la Comunidad, se ha hecho con el control de los tiempos de la investidura de Azcón. Pese a que el PP ha colocado en la Mesa a la parlamentaria Mar Vaquero para ejercer una suerte de tutela, la evidencia describe que en esta negociación Vox lidera el marcador. La experiencia vivida en Extremadura por la popular María Guardiola, donde la amenaza de una repetición electoral sobrevuela tras la ruptura con los de Santiago Abascal, se ha mostrado muy presente en las conversaciones mantenidas estos días. Bajo este condicionante, los negociadores de Vox han apretado sabiendo que Azcón no tenía la menor intención de repetir el modelo Guardiola (parece más próximo a la vía seguida en Baleares) y asomarse al precipicio de la ruptura.

Ahora los tiempos se van a ralentizar. Hay que calmar las aguas. En cualquier caso, si Azcón hubiese logrado para su partido la presidencia de las Cortes gracias a la ayuda de Vox, una posibilidad que habría venido acompañada de una compensación en forma de vicepresidencia en la Mesa, quizá tampoco su investidura hubiera sido posible antes de las generales. Su empeño, sabedor de que el resultado de los comicios definirá la relación definitiva con Vox, pasa ahora por recuperar el entendimiento que parecía cerrado con Teruel Existe y el PAR. El acuerdo con Vox ha alejado a Tomás Guitarte y desorientado al PAR, pero no ha orillado la posibilidad de un acuerdo de investidura que Azcón cree posible.

Juntarse y separarse a capricho de Vox es una tarea en la que Azcón considera puede desenvolverse con cierta soltura, aunque también puede terminar por condicionar su recién adquirido perfil de barón popular. No hay duda de que la libertad negociadora concedida por Alberto Núñez Feijóo está permitiendo la convivencia de todo tipo de relaciones con Vox, pero la de la distancia es la que mejor se adapta a los deseos preelectorales de Génova.

Vox no se va a dar por satisfecho con la presidencia de las Cortes. Su deseo, pese a que Azcón tratará de convencerles de que el pago es suficiente, es alcanzar el Gobierno. Abierta la puerta, se muestran crecidos y no piensan convertirse en un simple socio parlamentario de referencia.

miturbe@heraldo.es

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