Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

No pienses en un elefante

No pienses en un elefante
No pienses en un elefante
Heraldo

En los años cincuenta, el auge de la comunicación política dio paso a las campañas electorales ‘americanizadas’ o ‘posmodernas’. Desde entonces, sus características se han globalizado: omnipresencia de los medios informativos; empleo del marketing comercial; profesionalización de los partidos; primacía del líder sobre las siglas y el aparato… 

Por eso, lo importante hoy es el candidato y la capacidad de imponer su ‘marco mental’ (‘frame’), según la nomenclatura de George Lakoff. Este catedrático de Berkeley publicó en 2004 el ensayo ‘No pienses en un elefante’, en el que explicaba por qué la derecha llevaba años consiguiendo que sus temas (libre mercado, reducción de impuestos, terrorismo, familia, patria...) dominaran las agendas informativas y electorales. Los ‘think tank’ conservadores habían hecho un gran trabajo para presentarlos en paquetes atractivos para los medios y, en consecuencia, para los ciudadanos.

La clave, según Lakoff, está en saber ‘enmarcar’ el debate. El lingüista citaba dos ejemplos de cómo los ‘neocon’ estadounidenses supieron establecer ‘los marcos del debate’: llamaron ‘guerra contra el terror’ a la invasión de Irak y ‘alivio fiscal’ a su rebaja de impuestos a los ricos; quien se oponía a lo primero resultaba sospechoso de simpatizar con el yihadismo y quien protestaba por lo segundo aparecía como alguien deseoso de subirles a todos los impuestos.

Vox protagoniza la precampaña electoral al negar la violencia de género

En este contexto, la cita electoral del 23 de julio en España se configura como una competición para ver qué partido coloca mejor su discurso en el debate público. En ‘Puntos de reflexión’ (2008), Lakoff, basándose en los éxitos de Reagan y Obama, explica cuáles son las preguntas eternas de los electores: ¿Dices lo que piensas? ¿Podemos confiar en ti? ¿Nos identificamos contigo?

Aquí es donde el ‘marco progresista’ de Pedro Sánchez decae. Si, en esencia, el progresismo es la protección de los derechos ciudadanos (civiles, políticos y sociales), nada progresista es el historial de sus aliados: Pablo Iglesias, Rufián y Otegi representan las mayores amenazas que en las últimas décadas han tenido las libertades individuales, la democracia liberal y los derechos humanos.

En cuanto a Santiago Abascal, solo puede dirigirse a una parte pequeña del electorado (los otros ‘indignados’) porque su mensaje es frentista, provocador y excluyente. Su discurso no se centra, como la derecha tradicional, en la economía y la libertad, sino en las polarizadoras ‘guerras culturales’ de la extrema derecha en todo Occidente. Y en la otra esquina del cuadrilátero político, Yolanda Díaz se intenta separar de la herencia populista de Pablo Iglesias, pero su narrativa también va dirigida a un sector social muy acotado (los primeros ‘indignados’).

Como con el elefante de Lakoff, ha conseguido que todos hablen de sus temas y con su lenguaje. Logra así que jueguen en su campo, con sus reglas (de confrontación) y con su pelota

La oportunidad del cuarto en discordia, Núñez Feijóo, es que sea capaz de imponer su ‘marco mental moderado’. Frente a la creciente división que la polarización ha traído a España, puede triunfar porque él es el único que, si se distancia del ‘marco ultra’, está en condiciones de dirigirse al electorado con las palabras mágicas de los mejores líderes: ‘Juntos podemos conseguir más libertad, más igualdad, más prosperidad’.

En realidad, el mayor peligro para el PP no es hoy el PSOE sino Vox. En este sentido, Lakoff resulta de nuevo imprescindible: "La lección clave es que cuando negamos un marco, evocamos el marco. Hay un principio estratégico del encuadre: evitar el lenguaje del atacante porque evoca su marco y ayuda a presentar su caso". Abascal piensa en tensar-tensar-tensar. Feijóo no debe caer en la trampa de jugar en el campo de Vox ni con sus reglas, sino pensar solo en su elefante: unir-unir-unir.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)

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