Rayos y truenos

El rayo que no cesa.
Rayos y truenos
Antonio García / Bykofoto

Mañana hará 10 años de Javier Tomeo. El Ebro ya va a lo ancho. A las 7,30 abren el ayuntamiento y la puerta oeste del Pilar. Las pocas palomas que quedan hacen largos en la plaza. El lunes el Corte Inglés estaba lleno y las tarjetas de crédito ardían más que los corazones. 

El lunes una lancha neumática atracó ante el Náutico y desembarcó el elenco del Festival Manhattan de Murillo de Gállego que han inventado Blanca Carvajal y Alberto Castrillo Ferrer. Antonio Cardiel, que publicó Héroes de leyenda, escribe la biografía de Perico Fernández. Ahora es un gran momento: abro el libro de aforismos de Miguel Pardeza La cola del cometa. Severino Pallaruelo es insuperable, su novela Veintiuna noches trae las almas abiertas; su texto en el libro colectivo que ha dirigido Juan Carlos Ferré, Azules y tierras: Barbastro y otros mundos, a beneficio de la Asociación Alzheimer, cuenta la impresión de un niño de la montaña que llega a Barbastro, lo recuerda todo, las tiendas, las personas. Severino es amigo de Cuchi Gómez en sus infancias barbastrenses. Y sus libros sobre los Pirineos, que no faltan en ninguna casa de Aragón. El poeta peruano aragonés Heber Ocaña, creador de la Bibliomoto –motocarros que llevan libros y cultura a aldeas remotas–, escribió en su perdurable juventud este verso: “El poeta / (YO) / tiene roto el cráneo / y aún vive". (Canción de los ancestros y otros poemas). Pero cómo se puede caer un edificio de repente. Cómo se puede incendiar un edificio por dos rayos. Mañana, 10 años sin Javier Tomeo. Ya truena.

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