Merodeando julio, revolotean a mi alrededor las pasiones del ciclismo. Sensaciones que han permanecido adormiladas, desperezándose cuando la ocasión lo merecía; pero sin entregarse a las emociones con las que se anuncia la entrada del verano.

Ofrece el calendario hitos que merecen la pena: el despegue de las pruebas en el comienzo del año, el devenir de las carreras clásicas de primavera –citadas con el romanticismo y embadurnadas de épica– o el acelerón de la primera grande, el Giro de Italia. Entre las que se hacen hueco las competiciones arraigadas en el programa ciclista aragonés, consolidadas su veteranía y su prestigio.

Aunque es difícil encontrar un evento en el que confluyan los sentimientos como en la Quebrantahuesos. Esa solemnidad deportiva reúne en Sabiñánigo a miles de rodadores empeñados en trastocar el sentido común para cumplir con la ambición de alcanzar la línea de llegada. Detrás de ese recorrido que deshace el cuerpo y confunde el alma se esconden miles de kilómetros de puesta a punto robados a horas de ocio, de descanso, de entrega familiar. Que aportan argumentos a cada pedalada de ese trazado imponente. A lo largo del que la cabeza se pregunta el sentido de seguir adelante y el corazón le aporta el único argumento: cumplir con la gesta de cruzar la pancarta de meta.

Ese cuadro en el que se inmortalizan las hazañas me devuelve a memorias de veranos pasados, en los que los profesionales planteaban también sus grandes retos en el Tour de Francia. En donde se alineaban nombres de aragoneses ilustres como Escartín, Vicioso o más adelante Jorge Arcas, unidos a la clase de mi admirado David Cañada. Que actualiza en estas fechas un cóctel de recuerdos convertido en emociones; y que ayuda a recuperar el calado profundo de una persona repleta de los valores que le hicieron un líder en el ciclismo. A quien su querida bicicleta y la carretera le cobraron el peaje de la propia vida –historias de duelo que lamenta de nuevo el pelotón, tras la pérdida de Gino Mäder en Suiza–.

Cosas de ciclismo en la línea de salida del verano.

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