Director de HERALDO DE ARAGÓN

Tres alcaldesas

Reunión entre Jorge Azcón y Natalia Chueca en el Ayuntamiento de Zaragoza
Reunión entre Jorge Azcón y Natalia Chueca en el Ayuntamiento de Zaragoza
Oliver Duch

Con las grandes plazas aragonesas teñidas de azul y habiendo logrado el bastón de mando de las tres capitales de provincia sin recurrir al respaldo de Vox, el PP abrió ayer una nueva etapa política que busca convertir a Jorge Azcón en presidente de un gobierno monocolor. Las tres alcaldesas, con retos y realidades municipales bien distintas, podrán diseñar las bases de un renovado escenario de colaboración con la DGA mientras esperan a conocer qué ocurre tras las elecciones del 23-J, momento en el que dispondrán de la medida exacta de la relación que habrán de mantener con Vox. Salvo Teruel, donde Emma Buj goza de mayoría absoluta, aunque su tercer mandato nace condicionado por el colapso del edificio de la calle de San Francisco, tanto Natalia Chueca como Lorena Orduna deberán aprender a sortear la abierta disponibilidad a aliarse expresada por Vox que, a tenor de las negociaciones abiertas por Azcón para sentarse en el despacho presidencial, no tendría por qué convertirse en una referencia para los populares.

Con la abstención casi garantizada de Teruel Existe, Azcón allana su investidura. La condición caprichosa de la política ha querido que el PAR, incluido también en la ecuación diseñada por los populares, tenga ahora en sus manos convertir al líder del PP en presidente. El voto favorable de los aragonesistas, sumado a la abstención de Teruel Existe, haría a Azcón presidente, siempre y cuando Vox no votase en contra. Resultaría inverosímil que los de Abascal se revolvieran contra el PP, especialmente después de haber entrado en una autonomía tan importante como la valenciana. Lograda su participación en coalición en la Generalitat, una presencia que está siendo empleada y agitada para su precampaña electoral, Aragón podría ser visto como una pieza menor y quedar al margen de las exigencias que Vox está expresando ante el mapa autonómico. Dejar fuera del Gobierno a Vox, limitando su influencia a la presión que puedan ejercer desde las Cortes de Aragón, liberaría a Azcón del complicado estigma que implicaría este pacto. Sin depender de Vox, su condición de barón frente a Génova ganaría enteros, pasando a convertirse en una referencia acorde a la línea de moderación expresada por Núñez Feijóo. No cabe duda alguna de que Vox, que aspira a todo y puede quedarse sin nada, ha incorporado en sus planes tanto la presidencia de las Cortes como la vicepresidencia del Gobierno regional, por lo que perderlo todo podría animarle a zancadillear las políticas de Azcón y, de paso, la gobernabilidad de los ayuntamientos de Zaragoza y Huesca.

Con Vox fuera del Ejecutivo, una de las condiciones expresadas por Teruel Existe para prestarse a la abstención que permita la investidura, Azcón deberá pensar qué concede a Tomás Guitarte y qué otorga al PAR de Alberto Izquierdo. Más allá de lo que ocurra con la Diputación de Teruel, los populares no parece que tengan especiales dificultades en conceder a los aragonesistas unas cuantas direcciones generales en el futuro gobierno regional, al igual que también podrían estar dispuestos a colocar sobre la mesa uno de los dos puestos aún por designar de senador autonómico. Con Javier Lambán como probable propietario de una de estas dos plazas, queda libre otra que, a modo de compensación negociadora, podría ser tanto para el PAR como para Teruel Existe e, incluso, para Vox. Nuevamente, todo vuelve a depender de lo que ocurra tras el 23-J, pero si Azcón encaja las piezas gozaría de una centralidad que ampararía un cómodo arranque de la legislatura.

Después de haber relegado al hombre fuerte de Génova en Aragón, Javier Campoy, al puesto número dos al Senado por Huesca (con la consiguiente sorpresa de la dirección del partido en Madrid), Azcón, que ha querido demostrar el poder que goza el ganador de unas elecciones que ha logrado arrebatar la presidencia de Aragón a Javier Lambán, sabe que ofrecerle a Feijóo un Gobierno regional sin Vox antes de las generales allana el camino de los populares a la Moncloa.

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