Por
  • Manuel de Miguel

Supergarcía

José María García, en la presentación de la serie documental 'Supergarcía'.
José María García, en la presentación de la serie documental 'Supergarcía'.
Movistar+

Despertaba odio o entusiasmo, nunca indiferencia. Se le pueden discutir como periodista sus métodos, su vocabulario, pero como fenómeno social, ‘showman’ poderoso, protagonista de un éxito desmedido, imposible ponerlo en duda.

Millones de personas nos acostábamos con la radio debajo de la almohada cuando no existían auriculares inalámbricos y compartíamos la medianoche con un líder de audiencias siempre al límite. Todos los programas eran históricos e histéricos. El deporte propiamente dicho casi nunca formaba la trama principal de aquel drama diario con monólogos prolongados y trágicos y con la entrevista al personaje del día, que casi siempre lograba atraer a su emisora. Cuando la Vuelta llegaba a la ciudad, las gentes buscaban y saludaban más a García que a los ciclistas. El espectáculo era el ‘Butano’, con su gigantesco camión, su helicóptero.

José María García ha recuperado la máxima actualidad por la emisión en Movistar de la serie documental ‘Supergarcía’, de la que ya se pueden ver dos de sus tres episodios, producida por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que ya realizaron un gran trabajo en ‘Raphaelismo’. García se sienta en un estudio de radio por primera vez tras su retirada a los 59 años, hace veinte.

En los últimos días ha sido entrevistado en casi todos los medios, ha acudido incluso a ‘La Resistencia’, programa tan lejano de él profesional y generacionalmente, pero donde supo mostrarse divertido, aunque nunca relajado.

En la serie han rehusado comparecer De la Morena, Perico Delgado o Aznar, enemigos destacados en sus ‘guerras’, pero sí vemos a Rajoy, y Garci o Pérez Reverte, y también periodistas de su bando y del contrario, quienes lo definen como "un cabrón", "mafioso" o "desalmado". Era tan influyente como temido y jamás soltaba a sus víctimas. Sus seguidores ya saben: los abrazafarolas, lametraserillos, maestros en el comer y catedráticos en el beber, etc.

Fue un trabajador infatigable, que en México 68 o en el 23-F desbordó su espacio deportivo, pero sobre todo un temperamento, una personalidad, una celebridad, un tesoro para elaborar una serie que se devora sin pestañear.

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