Vaya a votar, pero no se equivoque

Papeletas electorales y sobres en un colegio electoral, a 27 de mayo de 2023
Vaya a votar, pero no se equivoque
Mateo Lanzuela - Europa Press

Usted, que es uno de esos demócratas de toda la vida, sencillo, silencioso, respetuoso, practicante de las virtudes cívicas, que se ha sentido a gusto viviendo en España en los últimos decenios, que tiene amigos de partidos distintos al suyo, si es que pertenece a alguno, y habla y convive y se ríe y conversa con ellos con toda naturalidad, sin odios ni rencores, que tiene su criterio y sus ideas sobre la política, la situación y la forma en que se nos gobierna; usted, ciudadano español, está convocado a votar el 23 de julio próximo, muy mala fecha por cierto, endiablada en palabras de un socialista de pro como Pedro Bofill, para dar nuestra confianza a esa especie planetaria de redentores, protectores y benefactores pobladores del Olimpo que con la ayuda de los ángeles de Charly van a llevarnos hasta la victoria final y la felicidad suprema, o bien optamos por fórmulas más pedestres y cercanas, más propias de ciudadanos corrientes, discretos, trabajadores y honrados que quieren paz, empleo, convivencia y cierto bienestar.

Usted, amigo que va a votar, no es tonto ni franquista, ni apenas sabe de Franco ni quiere oír de una guerra lejana y creo que le puede molestar que le llamen facha; o sea que ya puede abrir bien sus oídos para escuchar los mensajes y tratar de entenderlos y mirar con ojos bien abiertos la más o menos brillante gestión que hacen sus mandatarios, para que a la hora de depositar su voto no se equivoque.

Encajando muy mal su derrota del 28 de mayo, el presidente del Gobierno ha dicho que los electores han votado mal, y parece querer darnos una segunda oportunidad para que esta vez votemos bien

Porque debe usted saber que se le ha acusado de votar mal en las más recientes elecciones, reproche que le ha echado en cara su propio presidente del Gobierno y se le advierte de que no debe volver a hacerlo en estas que vienen. Debe enterarse bien de lo que dice y hace el poder para votar al poder correctamente; lo demás es un error, o sea que usted se ha equivocado si ejerciendo libremente su derecho de voto ha tenido la osadía de censurar tanta pompa y circunstancia y dar un voto ¿de castigo?, ¿de rechazo? al poder establecido. ¿Por qué lo ha hecho, si lo han hecho tan bien?

Muy poca capacidad de encaje ha demostrado el presidente al demonizar en tan alto grado el voto de la mayoría. Y nos ha tratado mal, injustamente. Con poco talante democrático. Con un preocupante discurso que recuerda aquello de que ‘detrás de mí, el diluvio’. Como si no hubiera otro mañana más claro y despejado para España que el sometimiento al dictado exclusivo, infalible e inapelable de Pedro Sánchez. Quizá sea él quien se ha equivocado menospreciando a los españoles, equiparándolos a los fascistas y nada menos que a Trump, ese atrabiliario personaje al que no le tenemos ninguna simpatía por aquí.

Pero los ciudadanos seguirán su propio criterio

Sí, hay que ir a votar. Quizás para ratificarnos en nuestro error y empeñarnos en que lo que decidimos es lo que tiene que ser aceptado e indiscutido. Por mal que pese. Por pupa que haga. Será nuestra voluntad soberana.

Así que voten, por favor, aunque esta vez requiera un esfuerzo especial. Háganlo, es importante. Voten, pero no se equivoquen. Y no permitan que nadie les diga que se han equivocado. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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