Educación e integración

La Plaza de España de Caspe se llenó este jueves por la tarde durante la concentración en favor de Kamal.
La Plaza de España de Caspe en una concentración en favor de Kamal.
L. Q. V.

Recientemente se celebró el juicio sobre la brutalidad de que fue objeto Kamal, un joven hijo de inmigrantes y residente en Caspe desde hace años. Le arrojaron al rostro ácido sulfúrico, lo que ha supuesto un sufrimiento tremendo. 

Fue el 3 de mayo de 2019, cuando tenía 17 años. Quisieron hacer mal a uno de sus hermanos y fueron a por el hermano menor. La Audiencia Provincial ha condenado ahora a los tres que considera responsables del ataque a unas penas que suman 37 años y medio de cárcel.

Aquel día empezó una larga hospitalización, con numerosas operaciones y otras pendientes. Llama la atención el espíritu luchador y agradecido que se desprende de sus declaraciones, muy pocas, sólo para mostrar su cercanía a las personas que le han apoyado. Afirma que su familia y amigos lo pasaron incluso peor que él.

En el juicio mostró, según los testigos, una entereza y un coraje encomiables. Dice que el tratamiento psicológico y el cariño de familiares y amigos están siendo la mejor cura. Ha retomado la vida, los estudios, con la ayuda de la familia, amigos y vecinos. Cursa de nuevo segundo de bachillerato –en aquel momento estaba a punto de examinarse de selectividad–. Desea "hacer lo que yo realmente quiero, que son las oposiciones a Policía y volver a mi vida", concluye.

Ese deseo de integrarse y formarse es básico para el futuro de nuestra sociedad, para impulsar comunidades donde la exclusión se reduzca todo lo posible. Es preocupante la situación de exclusión en países más desarrollados que el nuestro y con un porcentaje más alto de inmigración, caso de Francia o Suecia. La formación y la integración laboral son elementos básicos de incorporación al tejido social. Posibilidades hay y la formación profesional es el mejor cauce de incorporación al mundo del trabajo. Algo que ya se está produciendo pero que los gobiernos deben impulsar.

En un informe de Cepyme se decía que tenemos 3,1 millones de parados y, al mismo tiempo, 109.000 empleos se quedan sin cubrir. Incluso contando con la mano de obra extranjera, destaca la falta de trabajadores preparados. Un problema, como dice el presidente de Cepyme, que no es solo de las empresas, sino también del sistema económico y social. La escasez de talento en esos niveles es una cuestión crítica para España.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Carlos Sauras)

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