Por
  • José Manuel Martínez Sánchez

El último cardenal de Zaragoza

Noticia del asesinato del cardenal Soldevila publicada en HERALDO el 5 de junio de 1923.
Noticia del asesinato del cardenal Soldevila publicada en HERALDO el 5 de junio de 1923.
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Cuenta la leyenda de Zaragoza que con el asesinato de Juan Soldevila y Romero la Santa Sede impuso un castigo a la diócesis: durante cien años no volvería a tener un arzobispo elevado a la categoría de cardenal. Pues bien: este supuesto castigo cumple el día 4 de junio de 2023, centenario del asesinato del cardenal Soldevila en el Terminillo de Zaragoza a manos de los anarquistas Ascaso y Torres Escartín.

Juan Soldevila comenzó su ‘cursus clericorum’ como ecónomo de la Cistérniga (Valladolid), pero su buena formación teológica y jurídica pronto le granjeó mejores puestos: secretario de Cámara y Gobierno como canónigo de Orense, miembro de la Junta Provincial de Beneficencia, fiscal general eclesiástico. Una carrera meteórica que culminó con su elección, primero, como obispo de Tarazona (y administrador apostólico de Tudela) y, después, como arzobispo de Zaragoza en 1901.

En la cuestión política, estuvo muy vinculado a la Corona, especialmente con Alfonso XII, desde que en 1879 pronunciase la oración por las exequias de la reina Mercedes de Orleans y fuese nombrado predicador de su majestad. Además, fue senador desde 1898 hasta su asesinato en 1923. Desde esta posición defendió que la unidad de España, la paz y la prosperidad sólo podían darse en la unión entre el trono y el altar. En sus intervenciones, recogidas en las actas del Congreso, se ve claramente su talante conservador, especialmente después de los desastres de Cuba (3 de mayo de 1898), con los improperios anarquistas a su persona con motivo del Jubileo de 1901 (18 de junio de 1901) y, especialmente, con su protesta a la ‘ley del candado’ aprobada por Canalejas en 1910 (que prohibía durante dos años el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España).

El próximo domingo se cumplirá un siglo desde que fuera asesinado en Zaragoza el arzobispo Juan Soldevila, último cardenal que ha tenido la diócesis zaragozana

Podríamos decir que Soldevila es el precursor de lo que después sería el nacionalcatolicismo. Dibujó su programa en consecuencia y la Basílica del Pilar sería el centro de la unidad nacional y católica: la Virgen del Pilar fue nombrada capitán general, se introdujeron en la Basílica las banderas de Hispanoamérica que todavía hoy ondean, se nombró a la Virgen del Pilar patrona de la Guardia Civil (1913), se declaró fiesta nacional el 12 de octubre (1918).

Pero también fue un hombre destacado en la acción social. Bajo su impulso se creó el llamado Apostolado de la Cruz, que fundó en 1902 la Liga Católica de Zaragoza, conocida como Acción Social Católica. De ésta emanaron después la Caja de Socorros Mutuos de la Inmaculada Concepción (1904), presidida por Joaquín Roncal; la Cooperativa de Consumos San José (1905); el Círculo Obrero; el Sindicato Central de Aragón (1909)…

¿Qué impidió a la Iglesia ensalzarlo a los altares tras su asesinato? No se sabe con certeza, pero todas sus actuaciones, especialmente las políticas, tuvieron sus sombras. Seguramente la nueva Iglesia que se forjaba en el siglo XX quería desvincularse de su talante conservador. La cuestión es que sus restos descansan todavía hoy a los pies de la Virgen del Pilar, a la esperar de que la diócesis cumpla su castigo.

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