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  • Editorial

Adelanto electoral tras la derrota socialista

Pedro Sánchez en la comparecencia tras los resultados de los comicios del 28 de mayo.
Pedro Sánchez en la comparecencia tras los resultados de los comicios del 28 de mayo.
Borja Puig de la Bellacasa

La debacle sufrida por el PSOE en las elecciones municipales y autonómicas ha empujado a Pedro Sánchez a «asumir la derrota en primera persona» y anunciar que convoca elecciones generales para este mismo verano. «Creo que lo mejor es que los ciudadanos tomen sin demora la palabra para definir el rumbo del país», ha afirmado tras comunicar al Rey la disolución de las Cortes. Intenta así recuperar la iniciativa política que perdió el pasado domingo, cuando el PSOE cedió la mayoría de su poder territorial y él mismo sufrió un castigo sin paliativos a seis meses de las generales, que inicialmente estaban previstas para final de año. A la luz de los resultados de los comicios locales y autonómicos, es sensato que el presidente del Gobierno dé oportunidad a los ciudadanos de pronunciarse sobre la política nacional. No obstante, debería haber buscado una fecha más propicia para favorecer la participación.

Pedro Sánchez ha tomado la decisión de adelantar las elecciones por una derrota contundente en la que él ha tenido un papel muy protagonista. Tenía otras opciones, como remodelar el Gobierno o tomar distancia de unos presuntos aliados que están en contra de la Constitución y con los que nunca debió pactar (Junts, ERC y Bildu). Sin embargo, ha optado por dar un golpe de efecto, con el que se sacude las presiones internas y externas. Confía en poder remontar y ganar este segundo ‘plebiscito’ sobre su persona. Para ello, en un cálculo muy interesado, sitúa la cita con las urnas en pleno verano, confiando en que esa circunstancia temporal le beneficie. Es cierto que puede desmovilizar a los votantes que ahora han optado por los partidos de derecha y que en julio estén de vacaciones fuera de su lugar de residencia. Además, deja en una situación complicada al espacio competidor a su izquierda, en pleno proceso de reconfiguración bajo la marca Sumar, que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Y, sobre todo, confía en que a partir de ahora no se hable del ganador del 28-M y de la «ola de cambio» que pregona el PP, sino de los pactos de los populares con Vox y de las inminentes elecciones generales.

Dos meses se antoja un tiempo muy corto para darle la vuelta a la situación, pero Sánchez ya ha dado muestras de su resiliencia ante la adversidad. Alberto Núñez Feijóo ha aplaudido la decisión: «Las elecciones, cuanto antes mejor». Sea como fuere, todos, empezando por el presidente del Gobierno, están sometidos a la responsabilidad constitucional de favorecer el juego democrático. Al margen del hecho de que el adelanto electoral sume en la incertidumbre a la inminente presidencia de la UE, lo importante es que dentro de dos meses los españoles tendrán de nuevo la palabra.

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