La decisión del presidente

Pedro Sánchez adelanta las elecciones generales al 23 de julio
Pedro Sánchez adelanta las elecciones generales al 23 de julio
Borja Puig de la Bellacasa

Igual que la mayoría de los dirigentes políticos y de los analistas, Pedro Sánchez ha interpretado los resultados electorales del domingo como una censura directa contra su Gobierno. Así que ha actuado en consecuencia devolviendo su cargo, de inmediato, a los españoles para que estos decidan qué rumbo quieren imprimir a la política nacional. 

En esta medida, la convocatoria de elecciones generales anticipadas es una reacción democráticamente irreprochable a la contundente derrota sufrida por las candidaturas socialistas, y por la izquierda en general, por toda España.

El presidente del Gobierno ha aceptado la censura contra su gobierno que ha quedado explícita en las elecciones del domingo

Ahora bien, hay que dar por supuesto que en la decisión del presidente del Gobierno entran también los correspondientes cálculos sobre las posibilidades electorales de su partido y de su propio liderazgo. En este aspecto, tal vez la lógica del adelanto electoral no sea tan evidente. Sin embargo, hay que partir de la base de que mantener la duración natural de la legislatura de las Cortes Generales abocaba al Gobierno a pasar seis meses arrastrando una situación política insostenible, medio año en el que el deterioro de la imagen del partido socialista y de su secretario general solo podía ir a más. Mejor, por tanto, ha podido pensar el presidente, cortar por lo sano y enfrentarse a la situación directamente, jugándose el todo por el todo.

Por otra parte, con la fecha adelantada al 23 de julio, las generales van a pillar a Podemos absolutamente hundido, después de unos resultados electorales desastrosos en los comicios autonómicos y locales; mientras que Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz, todavía no ha acabado de cuajar –si es que cuenta con hacerlo alguna vez y no es solo humo de pajas– y sigue siendo poco más que un embrión. Esta circunstancia ofrecería a los socialistas la oportunidad de recuperar con mayor facilidad el espacio completo –o la mayor parte posible– de la izquierda, aunque pueda ser una izquierda electoralmente menguante.

El adelanto electoral ahorrará a Sánchez seis meses de deterioro acelerado, pero será difícil que lo libre de un nuevo varapalo

Y, por otra parte, las elecciones se celebrarán también en un momento en el que, muy probablemente, los ciudadanos estarán comprobando en directo cómo el Partido Popular está llegando a toda clase de pactos con Vox, la formación de extrema derecha, para conseguir presidencias de gobiernos autonómicos y garantizar el funcionamiento de importantes ayuntamientos. Lo que puede hacer más difícil que Alberto Núñez Feijóo presente el perfil centrista y moderado que el líder popular necesita para obtener un resultado electoral que le permita alcanzar la Moncloa.

Con todo, no es nada seguro, sino más bien muy dudoso, que el adelanto de las elecciones vaya a librar al presidente y al PSOE de la debacle que se intuye a partir de los resultados de este pasado domingo. Quienes están deseando acabar con el sanchismo –y son muchos los españoles que comparten ese sentimiento– van a tener la oportunidad de hacerlo en las urnas dentro de menos de dos meses. Ahora o nunca. La decisión de Sánchez puede precipitar su derrota, pero ante una situación desesperada, quizá lo peor hubiera sido quedarse quieto.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Víctor Orcástegui)

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