Concluye una campaña electoral intensa, tanto en Aragón como en el resto de España, y llega la jornada de reflexión, que en esta ocasión cobra una relevancia especial porque la incertidumbre en las encuestas deja todo en el aire. 

Estas últimas horas se presentan más decisivas que nunca. De hecho, unos cuantos miles de esos aragoneses que todavía dudan sobre su voto no deshojarán la margarita hasta el mismo momento de su encuentro con las urnas. En Aragón, como en el resto de España, habrá que esperar a la noche de mañana para saber quién gana y quién manda, porque los gobiernos pueden depender de pactos y alianzas. En esta época tan marcada por la volatilidad, hoy menos que nunca en política se debe dar nada por sentado. Los indecisos van a decidir, previsiblemente, este fin de semana el desenlace de las elecciones.

En un contexto de polarización bibloque y de fragmentación multipartito, los ganadores de las elecciones autonómicas y de las municipales no necesariamente serán el próximo presidente de la DGA ni los próximos alcaldes. El principio, el PP sería el más votado, pero la izquierda puede mantener el gobierno en la DGA y algunos grandes ayuntamientos aragoneses por estrecho margen, según la última encuesta de HERALDO. Lo importante es que los electores reflexionen con responsabilidad para materializar el mayor acto de soberanía del que dispone cada ciudadano en democracia.

En el ciclo electoral que empieza mañana no solo se van a examinar los distintos partidos aragoneses. Es cierto que el primer ejercicio evaluativo va a ser de carácter local, pero dará también el pistoletazo de salida para examinar la primera coalición de Gobierno en La Moncloa. Mañana por la noche se sabrá si en las elecciones municipales y autonómicas han pesado más los factores locales o los grandes debates de la política nacional.