Presuntas compras de votos
Los escándalos por los intentos de compra de votos en Melilla y Mojácar sacuden la campaña en puertas de las elecciones locales del próximo domingo.
El PSOE se ha visto forzado a apartar a los dos candidatos de la lista almeriense detenidos ayer, mientras los socialistas sugieren que el amaño en la ciudad melillense pretendía favorecer al PP además de al partido de Mustafá Aberchán, Coalición por Melilla. En el Congreso de los Diputados, Ciudadanos acusa a PSOE y PP de negarse a apoyar una investigación parlamentaria sobre el presunto fraude. Ante el embarramiento de la campaña en los últimos días, hay que reclamar a los partidos más sensatez, responsabilidad y total cooperación con la Policía y los jueces para esclarecer estas posibles prácticas delictivas y antidemocráticas. Todas los sistemas liberales están sometidas a la obligación de sacar las manzanas podridas del cesto común.
Los escándalos de presuntas compras de votos que han estallado en plena campaña electoral, y apenas a cinco días de que se abran las urnas para los comicios autonómicos y municipales, exigen aclarar los hechos cuanto antes y depurar las responsabilidades para garantizar la absoluta limpieza en el proceso. Lo primero es asegurar el rigor de la investigación policial y judicial. El PSOE ya ha suspendido cautelarmente de militancia y ha abierto expediente a uno de los detenidos en Mojácar, mientras que del otro se ha desmarcado al no ser afiliado. En Melilla, el presidente del gobierno de la ciudad autónoma ha cesado al consejero detenido el martes. Son unos primeros pasos lógicos e imprescindibles. No obstante, la investigación debe llegar hasta las últimas consecuencias, pues la confianza de la ciudadanía en la limpieza del proceso electoral y en la fiabilidad del recuento de las papeletas es la piedra angular del sistema democrático.
