La caída de una piedra de dos kilos desde la torre de Santa Leonor de la basílica del Pilar ha precipitado el inicio de la reparación de las torres y las cornisas. Está previsto que los primeros andamios se coloquen la semana que viene. 

Las obras durarán unos dos años y costarán al menos tres millones de euros. El Cabildo y el Ayuntamiento zaragozano tienen que actuar con la mayor celeridad y coordinación pues se trata de tener en perfecto estado de conservación uno de los templos más visitados de España. La catedral pilarista, una de las principales señas de identidad de Aragón, es reconocida nacional e internacionalmente como lugar de culto y también como referencia turística por su historia y su atractivo artístico. Todo ello obliga a las instituciones a cooperar, no solo en su perfecto mantenimiento, sino también en pulirla constantemente para que brille con el máximo esplendor.

El área de Urbanismo ha recordado que el Cabildo tenía varias órdenes de ejecución pendientes, antes de que el pasado lunes cayese una piedra, motivo por el que inmediatamente se decidió actuar de forma subsidiaria "por motivos de seguridad". El Ayuntamiento ha vuelto a reclamar una revisión generalizada de la basílica, ya que lo que en principio es un problema menor puede convertirse "en uno mayor" si una de estas piedras cae sobre algún viandante. Está claro que con todas las cuestiones que afectan a la seguridad ciudadana hay que tener el máximo cuidado.

El ocasional desprendimiento de piedras y areniscas que se viene registrando exige aplicar una revisión y, si es necesario, un tratamiento piedra a piedra. Es preciso reparar todos los elementos en mal estado con vocación de permanencia. Así debe hacerse para que la catedral siga siendo uno de los pilares de nuestra cultura, tradición y atractivo internacional.