A Patxi no le gusta

Rueda de prensa de PSOE -Patxi López- tras la Junta de Portavoces en el Congreso
Rueda de prensa de PSOE -Patxi López- tras la Junta de Portavoces en el Congreso
FERNANDO ALVARADO

Una comisión de investigación del Congreso (en la jerga, Kitchen III) ofreció el día 10 un espectáculo asombroso. Comparecía José Manuel Villarejo, excomisario policial, empresario, millonario, trapacero, sujeto a varios procesos criminales y encarcelado tres años y medio, preventivamente, por la juez Lamela. Ahora no parece que le queden ni poder ni autoridad. Actúa con gran desenvoltura. 

A Echenique Robba (físico hispanoargentino) le vino a reprochar que se metieran tanto con él cuando el verdadero poder lo tenía gente como Emilio Botín, que había blanqueado "cuatro mil millones y no le pasó nada y recalificó tres millones de metros cuadrados y no le pasó nada", amén de otros desmanes carreteros y viales a que aludió con acentos encendidos. Presidía la sesión un separatista (Bel Accensi, economista puigdemontiano) que no objetó ni a esto ni a nada de lo que allí se dijo durante más de tres horas.

Un diputado de Vox (Segura Just, abogado) se estrenó con una llamativa plancha: preguntó a Villarejo, haciéndose el sarcástico, si no estaba grabando esa sesión "que es secreta". Pero era pública y televisada.

Otros quisieron hacerle hablar, como si el interpelado fuera digno de su confianza. Un diputado socialista (Sicilia Alférez, policía): "¿Cree usted, señor Villarejo, que la señora Cospedal debería estar imputada [en el ‘caso Cataluña’]?". Y el podemita Echenique: "Uno de los periodistas corruptos más importantes es Antonio García Ferreras (silencio presidencial) ¿Qué opina usted de Ferreras como periodista?".

¿Y si el pícaro hubiera respondido (lo que fuese) a sus aviesos inquisidores? ¿Debería ser imputada o no la Sra. Cospedal en función de la respuesta? ¿Sería Ferreras más o menos corrupto según fuera la opinión de Villarejo? Es pasmoso que dos diputados intentasen con tal denuedo llevar el acta lo que quiera que fuese que repusiese el trapacero, como si fuera fehaciente. Tarea, además, inútil con un sujeto que les dobla en pillería. Lo malo es que así se degrada un parlamento.

Por el contrario, el 29 de noviembre el presidente ocasional del pleno del Congreso, Rodríguez Gómez de Celis (el suplente usual de Batet Lamaña), había reprendido tres veces y excluido del debate plenario a la diputada Rueda Perelló (Vox, directora de museo) por decir "Este Gobierno (el del doctor economista Pedro Sánchez) premia a filoetarras, nacionalistas y golpistas". El aserto ¿era reprensible por injuriar al Gobierno? No, sino por llamar filoetarras a los filoetarras.

Son muy frecuentes los comportamientos de diputados relevantes que merman el respeto institucional que debería emanar del Congreso hacia el ágora ciudadana

Perder autoridad

En un régimen democrático como el de España, el Parlamento es respetable por definición legal. Por principio. Pero no son los principios, sino su cumplimiento, lo que justifica a los parlamentarios. Una institución puede sublimarse y ganar más autoridad de la que inicialmente le da la ley; pero también puede degradarse, perdiendo respetabilidad, como ahora mismo. El poder es atractivo y eficaz. Los dictadores lo saben bien y tienen partidarios decididos. No hace falta ir hasta Corea del Norte para comprobarlo. Pero poder y autoridad no son lo mismo.

Sí hay filoetarras

Consta que en el Congreso hay amigos de los etarras y sus declaraciones públicas lo acreditan. Llegan a tanta adhesión que han merecido sanción penal. Los filoetarras son diputados o candidatos municipales de forma legal, como ha recordado, siempre didáctico, el socialista Rodríguez Zapatero (actual presidente del Foro de la Contratación Socialmente Responsable). Afirma que debe mantenerse la promesa que hizo: quien abandone el terrorismo tendrá acogida en la vida política. El sofista debía añadir, para describir lo que ocurre hoy: el exterrorista tendrá acogida con independencia de toda otra consideración o circunstancia, haya incurrido o no en delito de sangre, haya mostrado o no compunción o contrición, haya colaborado o no en el esclarecimiento de los casos de asesinato que le incumban, haya o no rehuido la publicidad de sus acciones delictivas y la exaltación de las mismas, haya resarcido o no a las víctimas supervivientes y a los deudos de los muertos... Todo eso omite este adalid de la paz mundial y del diálogo universal perpetuo.

ETA no existe, pero los etarras, sí. Van en listas electorales. Es legal, claro que sí. El portavoz parlamentario socialista López Álvarez (antes Francisco; luego, Patxi; político profesional), dice que no le gusta que haya tantos miembros de ETA, o filoetarras, o exetarras, en las candidaturas municipales de sus socios de investidura. "No me gusta". Incluso Urkullu Renteria (maestro sin ejercicio y lendakari desde 2011) ha ido más lejos que él: "Tienen derecho. Pero no hay derecho". Porque sabe que esos filoetarras pueden quitarle el puesto en 2024. Le van pisando los talones.

Patxi, en cambio, ya se ve que no está tan apurado.

(Puede consultar aquí todos los pódcasts y artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

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