El alma y la IA

El alma y la IA
El alma y la IA
Pixabay

Qué puede estar pasando en el mundo, tan grande y tan pequeño a la vez. De momento no cabe en este vaso de agua, pero cabe en un chip. Se va a poder simular el planeta, punto a punto (verso a verso): al principio solo el planeta, luego, ya, todos los seres, enseres y almas. Bueno, lo de las almas está por ver: quizá no interese registrarlas todas, indexar las almas sería tarea de colosos. 

El alma es lo que falta por etiquetar. Haría falta más memoria de la que hay desde que hay memoria. Pero eso fue ayer, hoy ya sobra de todo. La IA, y lo sabes, porfía día y noche con la misma furia que los primeros humanos en la sopa inaugural. La IA nos tiene cogidos por los metadatos, que quizá vengan a coincidir grosso modo con el alma. Meter el alma en la batidora que mueve la IA nos hará inmortales (siempre dentro de la duración de este universo, que no es poco). Esta inmortalidad será a cambio de que nuestros datos más secretos sean comprimidos, igual que las fotos y los vídeos, y revendidos en ferias y zocos. Cabrá todo el censo en un nanómetro... y el universo en un chupito de anís de Colungo. En cuanto funcione la computación cuántica, ay, todo esto habrá ocurrido ya. ¿Cuántos bits tiene un tractor? Hasta la fecha hay censadas 17 partículas básicas y con eso y media docena de ecuaciones funciona este universo. No está mal, eh. Entretanto, si ves que la IA escanea tu alma y hace copias, llama cuanto antes al 0100111011111000010110*. Aunque es posible que no quede nadie para contestar.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mariano Gistaín)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión