España en terapia

Iñigo Errejón presenta su libro "Iñigo Errejon. Con Todo"
Iñigo Errejón 
David Fernández

Es más entrañable y vendible hablar de salud mental que de caries. Errejón, que sigue pero ya siguiendo la corriente, se apuntó hace unos días ser él quien había levantado la preocupación por la salud mental en España. 

Me puntualizaba mi chica que eso no era así: en 2019, Podemos impulsó la primera ley de salud mental de nuestro país. Por esas fechas, Íñigo estaba abandonando su escaño por la formación fagocitada por Iglesias. El impulso definitivo de Errejón para apuntarse el tanto ha sido decir que él va a terapia. Lo dijo, según su propia expresión, como saliendo del armario; al modo de las primeras bodas gays del Gobierno de Zapatero. El problema es que Errejón ha llegado tarde a la moda y, más que impactante, su declaración ha quedado en anecdótica. España es un país donde el famoso va a terapia y es entrevistado a la vez. Con un ‘boom’ de ‘podcasts’ donde el éxito de muchos consiste en coger al famosete de turno y entrevistarle para que esa popularidad genere por sí misma audiencia, el panorama de esta España es el de un país que se está entrevistando a sí mismo. Y es en esas entrevistas donde el famoso busca la aceptación social reconociendo que va a terapia; acaso una nueva forma de pedir perdón a sus seguidores (incluso al pueblo llano y en redes sociales soberano) por ser rico, famoso y hasta guapo.

La desestigmatización de las enfermedades de salud mental, algo necesario, ha traído consigo una explosión de personajes populares que dicen acudir al psicólogo, al punto de que, al no encontrar actores, actrices o cantantes sin patología mental, nos está quedando un panorama donde si todo el mundo tiene problemas de salud mental, invisibiliza a los que realmente los tienen. El catedrático de Psicología Marino Pérez ya ha avisado del riesgo de ver enfermedades donde lo que hay son "problemas normales de la vida". Y correspondería a políticos y sanitarios poner coto a un estallido de casos tratados que empieza a sonar ridículo. En ese sentido, y hablando de reforzar la sanidad pública en base a las necesidades de la población, me quedo con lo que me apuntaba un amigo psiquiatra hace unas semanas: "Hay un problema de salud pública con la salud mental, pero lo hay aún más con la bucodental". Será difícil ver al famoso o al cazavotos de turno con la sonrisa mellada.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Juanma Fernández)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión