Cine en caída libre
Los guionistas de Hollywood han anunciado que van a hacer huelga y que lo van a hacer por los motivos que, en general, llevan a convocarlas: mejores salarios, mejores condiciones de trabajo… Nada que objetar respecto a sus reivindicaciones.
El problema es que yo creo que ha llegado el momento de que los espectadores también nos hagamos valer, y esto vale tanto para los que hacen cine en Estados Unidos, con todo su poderío, como para los que trabajan en otras cinematografías. España, por ejemplo.
Cualquiera que eche un vistazo a la cartelera ahora mismo se asombrará de la cantidad de títulos insulsos que se ofrecen y que carecen de las virtudes que es obligado que tenga una película: que cuente una buena historia con recursos propios y no abusando de los que proporciona la alta tecnología o, incluso, la IA.
Tras unos meses en los que el cine español ha superado con creces a sus competidores de fuera, y no hubo más que ver la calidad de los premios Goya frente a la normalidad, en ciertos casos simpleza, de los que competían por los Óscar, la actual temporada hace gala de una mediocridad preocupante de la que participan casi todos los países. Hay alguna pequeña excepción, algún buen título y cineastas que respetan al espectador y no lo tratan como si fuera alguien que solo va a atiborrarse de palomitas y beber refrescos, pero faltan buenas historias, que enganchen y remuevan, que lleguen al corazón, te obliguen a pensar y te hagan reír con un humor inteligente.
Los guionistas de Hollywood se van a la huelga. Igual no los echamos en falta.
