Sed negra y sed azul
Está dicho que, si en el siglo XX la pugna de los Estados fue por el petróleo, en el XXI la lucha va a ser por el agua. Lo cierto es que a medida que el mundo se ha globalizado, ha aumentado la sed negra y también la azul.
El desarrollo de los países más poblados del planeta, China y la India, ha multiplicado las necesidades energéticas e hídricas. La diferencia es que el oro negro tiene alternativas, mientras que el oro azul es un producto tan esencial para la vida como insustituible.
La transición de los combustibles fósiles a las energías renovables ya está en marcha. Aragón, por ejemplo, desde 2021 ya genera con fuentes renovables un 75% de la electricidad que consume. Sin embargo, el agua no es reemplazable y hoy es más escasa que ayer.
En Aragón hemos vivido el abril más seco desde que hay registros, es decir, desde hace más de 60 años. Lo mismo ocurre en el resto de España y de buena parte de Europa. En realidad, nos hallamos en un escenario global de emergencia hídrica, donde la suma de los efectos del cambio climático (incremento de la temperatura y acusadas alteraciones de las precipitaciones) con los efectos derivados del aumento de la demanda del recurso hídrico (por el crecimiento demográfico y el desarrollo socioeconómico) está causando un impacto negativo en la disponibilidad (en términos de calidad y cantidad) de agua dulce en muchas regiones del planeta.
Las élites evitan esta verdad incómoda y la ciudadanía la ignora, pero por eso la sed azul no deja de ser menos real.
(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)
