A 25 días de las elecciones, la Diputación Provincial de Huesca (DPH) renuncia a la unión de estaciones con fondos europeos y Javier Lambán la da por finiquitada. Entierran así, al menos por ahora, un proyecto estratégico que no se ha sabido comunicar bien a la opinión pública y que no se ha liderado con eficacia desde la DGA. Ha faltado visión de futuro para defender la construcción de una telecabina, que ya disponía de 26,4 millones de euros de fondos europeos. Solo hace unos días, la DPH transmitía a la UE sus dudas respecto al calendario y el rechazo que supuestamente estaba generando en el territorio. Desde hace más de dos décadas, las Cortes han aprobado un sinfín de resoluciones a favor de la unión de Formigal, Astún y Candanchú por los beneficios para las comarcas altoaragonesas. Ahora, sin embargo, una cortoplacista preocupación electoral da al traste con una buena infraestructura para Aragón.

Javier Lambán ha señalado repetidamente que el Gobierno de Aragón ha impulsado la unión de estaciones como inversión estratégica para el sector de la nieve y, sobre todo, tras recopilar el apoyo expreso de ayuntamientos, comarcas y el tejido empresarial. En cambio, ahora que parte de esos apoyos se han ido quedando por el camino, el presidente de la DGA y Miguel Gracia (DPH) entierran el proyecto. Resulta profundamente incoherente que después de tantos años de pronunciamientos por parte de las Cortes, la institución democrática que representa a los ciudadanos aragoneses, sean unos particulares cálculos electorales los que estén llevando al PSOE y a otras fuerzas políticas a abandonar a su suerte una infraestructura que siempre se ha considerado positiva para Aragón. El cortoplacismo político se lleva mal con las convicciones de largo alcance, que son las que articulan el buen desarrollo de una Comunidad.