Sargento Escribá

Fran Escribá, en rueda de prensa.
Fran Escribá, en rueda de prensa.
Guillermo Mestre

Por más que tengan su función en la cadena trófica, nunca agrada ver sobrevolar buitres alrededor de ilusiones. Algo de eso sabemos los aficionados del Real Zaragoza

Jugadores, agentes, entrenadores… que han paseado años por La Romareda para sacar tajada e ir por otras presas. Está uno tan alerta, que incluso puede ver rapiña donde hay buena voluntad; y tras diez años en Segunda, hay que entenderlo. A mí me pasó con Juan Ignacio Martínez, que vino a salvar el Zaragoza en un negro diciembre de 2020 y entre polémicas pasadas con la afición, y un tiempo emigrado a entrenar en ligas menores como la china, honestamente, pensé que solo venía a firmar contrato. Me equivoqué. No solo obró el milagro, sino que cumplió una temporada más muy decente para la plantilla que había; y supo irse dejando una carta de despedida en el vestidor de una casa que le había dicho que no le necesitaba mientras optó por mantener a otros prescindibles. Nunca sabremos si aquella circunstancia endulzó su adiós, pero le he estado escuchando en otras entrevistas hablando del Zaragoza, utilizando inconscientemente la primera persona del plural para conjugar el ‘ganamos’, y eso le dignifica.

Decía precisamente en una de esas entrevistas que las malas temporadas en el Zaragoza de algunos jugadores prometedores se deben al peso del escudo. "Hay que sentar a los chavales y explicarles bien a dónde vienen". Que se lo digan a Pape o al Toro Fernández. Y lo mismo pasa, intuyo, con los entrenadores. Carcedo vino, escuchó y La Romareda (que es todo Aragón) se lo comió. Le sustituyó Fran Escribá, que entró enseñando galones (no es lo mismo que tenerlos) y cuadró al zaragocismo no solo en su presentación sino frenando la cadena también trófica de La Romareda, que a veces devora presas solo porque la carne está blandita. Un empujón de carácter sostenido tanto en derrotas, como en empates y victorias; mirando a la grada, directiva y equipo médico como Clint Eastwood metía a Tom Highway en los barracones en ‘Sargento de Hierro’. Escribá, que camina con tacos hasta en parqué, es por eso la mejor opción que ha podido elegir el Zaragoza para esa próxima temporada que se aventura dejémoslo en aspiracional pero que no deberá doblegarse por el runrún que a tantos fagocita, y que tantos otros con gusto practican.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Juanma Fernández)

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