José Luis Melero, en el Teatro Principal, en un lugar donde se atreve a entonar algunas de las muchas jotas que sabe.
José Luis Melero, en el Teatro Principal.
José Miguel Marco.

Estos días anduve por Barcelona para hacer un cameo en la última película de David Trueba. Había intervenido ya en otras dirigidas por él y, aunque no gané el Goya al Mejor Cameo Original, creo recordar que todos los críticos coincidieron en que mi participación en ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, en la que hice de presentador de Telediario, fue decisiva para que obtuviera media docena de Goyas y se convirtiera en la película triunfadora del año. 

Yo creo que recuerdo bien, aunque, no sé, tal vez me confunda. Sólo se me ve un par de segundos (quede claro que la voz se me oyó más rato), pero fue mi papel estrella, con permiso del que interpreté (esto de ‘interpreté’ lo pongo a propósito para tratar de sacarles una carcajada o de que me zahieran directamente) en la serie ‘Qué fue de Jorge Sanz’ también dirigida por David. Ahora vuelvo a hacer de presentador de Telediario y es lo que yo digo: ¿No había otro papel para mí? El público me va a encasillar viéndome hacer siempre de lo mismo y dudo que eso sea bueno para mi prometedora carrera. Yo creo que dada mi apostura podría hacer con facilidad de lo que antes se llamaba primer galán, aunque inexplicablemente los directores prefieren a William Levy. Pero, de momento, me conformo con mi suerte. Y como tengo mano en los festivales de cine de Fuentes y de La Almunia, no descarto que creen una categoría especial para cameos de actores aragoneses emergentes en el panorama nacional y me caiga algún accésit. La cosa es ir ascendiendo peldaños poco a poco y demostrarle a mi mujer que acertó casándose conmigo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Melero)

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