Cuando no éramos sostenibles

Sostenibilidad de plastilina
Cuando no éramos sostenibles
Heraldo

De verdad que, digan lo que digan los diccionarios, esta nueva palabreja extraída del ‘politiqués’ al final lo único que quiere expresar es que se trata de algo política y socialmente correcto. Y lo que no es sostenible, es algo detestable y propio de un mal ciudadano.

A alguna mente preclara se le ocurrió que era hora de inventar un vocablo cuyos sinónimos ya los empleábamos todos. Y para demostrar lo listos que eran estos nuevos inventores, empezaron a usar y divulgar la palabra hasta la saciedad por medio de la todopoderosa publicidad. Según dice el Diccionario de la RAE, sostenible es "algo... que se puede mantener largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente". Esto tenía toda la vida dos significados: no gastar más de lo que se debe y se puede (tener sentido común) y ser limpio, no tirar cigarrillos ni latas ni papeles al suelo. Portarse bien.

La palabra sostenible se utiliza tan profusamente que ya no quiere decir nada

A mí todo esto me parecen cosas de toda la vida. Cosas que se dan por sabidas y hechas. Entonces, ¿qué algo tan misterioso se nos quiere decir con lo de la sostenibilidad? ¿Es que antes éramos unos dejados en cuanto al gasto, unos despilfarradores que no manteníamos la maquinaria en condiciones durante el mayor tiempo posible? ¿Es que éramos unos guarros y contaminábamos por doquier? No entendemos cómo la sociedad marchaba sin ser sostenible. Y de repente todo tiene que ser sostenible.

Desde luego, fumar sí que contribuía al aumento de fallecimientos, pero también había mucho menos estrés y ansiedad, pues la gente calmaba los nervios con el pitillo. Ahora se vive mejor en lo material, pero antes se vivía más tranquilamente. Ahora nos quieren camelar, haciéndonos gastar más. Posiblemente en el presente haya una productividad más boyante, pero la sensación de la gente del montón no es mejor.

Se ha convertido en una pedantería más del lenguaje político de nuestro tiempo

Ahora que estamos viviendo con unos calores impropios nos enseñan continuamente las tierras secas y resquebrajadas. Cierto que eso no es bueno para la agricultura, pero hasta se oye hablar de agricultura sostenible. ¿Quién no quiere que cualquier cosa que emprenda se mantenga en el tiempo? Entonces inventar una palabra que no se sabe a ciencia cierta qué quiere decir, y que se usa para todo. Para vender algo, en sentido amplio, hay que decir que es sostenible. El vocablo de marras ya no quiere decir nada, de tanto repetirlo. Cuestión de márketing politiqués que se extendió a toda la sociedad. Lenguaje que quiere ser moderno y es un monumento a la pedantería.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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